El invitado de honor de la FILT 2017 es Javier Cercas y nació y vivió hasta los 4 años muy cerca del Trujillo español.
Es casi surrealista ponerse en el pellejo de dos soldados que fueron de bandos enemigos, dos soldados que de encontrarse se habrían disparado, aún cuando en «Soldados de Salamina» no se dé el caso en una de las escenas más impactantes. Javier Cercas argumenta que llamar valiente a un escritor es redundancia. Sus columnas semanales en El País le han puesto muchas veces en el ojo de la crítica ciudadana pero su voz escrita siempre lanza buenos argumentos al debate. No llevaba prisa a pesar de que luego de charlar con nosotros le quedaba una hora para coger el avión de regreso. Un colega le pregunta si ya tiene pensada la trama de su próxima novela y dice que espera que surja sola.
En nuestro turno de entrevista le comentamos que Juan José Millas, mientras redactaba una columna de opinión, sintió que el tema que trataba le arrollaba en forma de una novela; abandonó la columna y comenzó a escribir la bendita novela. La anécdota hace sonreír a Javier y la sonrisa se mantiene incluso cuando el colega siguiente del turno de entrevistas comienza con su cuestionario. Si ven a uno con el 20 en la camiseta peruana y el dorsal Cercas, ese es Javier y de seguro gritó el gol de Farfán.

Siente Trujillo: ¿Qué experiencias pasó usted para transitar de la vida del republicano Miralles a la del falangista Manuel Mena? ¿Se podría hablar de un deseo sumergido de justicia histórica?
Javier Cercas: No, Manuel Mena estuvo mucho antes que Miralles.
¿Por la cercanía, por la familia que usted tiene?
Claro, la historia de Manuel Mena la tuve siempre en la cabeza, en cambio la de Miralles apareció mucho más tarde. Son complementarios. En Miralles yo reivindicaba la herencia republicana, en Manuel Mena yo asumo mi propia herencia. En Miralles está el heroísmo completo y en Manuel Mena hay un heroísmo cojo, manchado, porque se equivocó de bando. Entonces son dos combatientes complementarios.
¿Qué es lo que más rescata de la versión fílmica que realizó David Trueba de Soldados de Salamina?
Todo. Me parece muy bien la película de David. Me gusta mucho, creo que es una interpretación de la novela. Ahora se está estrenando en España una película basada en mi primera novela y también me gusta mucho. Me parece muy bien. Una película es una película y una novela es una novela, son cosas distintas, lenguajes distintos, entonces para ser fiel a una novela tienes que traicionarla, para fiel a su espíritu en una película tienes que traicionarla porque son lenguajes distintos. David hizo una visión de esa novela, que es la suya. Yo lo rescato todo.
Puede que David haya “acertado” porque, al final, se convirtió en un literato, ya había un escritor dentro.
Y es que un director de cine es un escritor también, eh. Y más David que escribe sus guiones, o Manuel Martín Cuenca que es quien ha hecho la adaptación de mi primera novela “El móvil”, también son escritores a su modo. Pero yo rescato todo porque no tengo nada que rescatar, o sea insisto, las películas tienen su vida, las novelas tienen la suya.
Son lenguajes distintos
Por supuesto no hay que pretender que una película lleve a la pantalla una novela, eso no es así. Es una interpretación…
Del director
Así es, del director.
Esta es una pregunta utópica, o quizás un poco íntima, pero ¿qué rasgos en el carácter de Manuel Mena son reflejo del suyo?
Totalmente, yo de algún modo soy él, así acaba el libro, yo soy mis antepasados, igual que seré mis descendientes. Por eso yo quería entender a Manuel Mena porque entender a Manuel Mena es entenderme a mí. Somos nuestros antepasados incluso físicamente, sus átomos, su carne está en mi carne.
La conducta, los hábitos…
Todo, todo. Por eso es fundamental conocer y entender la herencia. Si entiendes tu herencia, puedes manejarla; si no la conoces, si no la manejas, es ella la que te maneja a ti.
Y lo vemos definiendo constantemente la diferencia entre justificar y entender.
Claro, es exactamente lo contrario. Parece mentira que todavía confundamos esas cosas. Son cosas distintas, necesitamos entender a Hitler pero no hay nada que justificar a Hitler.
Por algo se decidió difundir y vender “Mi lucha” en Alemania.
Claro, entender es darse los instrumentos para no cometer los mismos errores. Si la gente no lee “Mein kampf” va a volver a caer seducida por los perversos y tóxicos argumentos de esa obra.
Luego de publicar “El monarca delas sombras”, ¿usted ha sufrido alguna reivindicación con su pasado?
Me he sentido liberado de mi pasado, me siento mucho más tranquilo, sé en qué consiste mi pasado. Ahora lo entiendo mucho mejor de lo que lo entendía y además me he dado cuenta de que no es tan malo como yo pensaba (risas). Eso ha sido fantástico, yo creí que era mucho peor. Porque sobre el pasado de nuestras familias, porque sobre la peor herencia de nuestras familias, flota una niebla siempre.
No sabemos qué hicieron nuestros antepasados, porque no nos lo cuentan, y ellos tienen el derecho de callarse pero nosotros tenemos la obligación de saber. Por lo que te he dicho antes, si tú sabes cuál es tu herencia podrás manejarla si no ella te maneja a ti; y luego haces cosas que ellos hicieron sin saberlo. Y por eso ahora me siento liberado, me conozco mucho mejor a mí mismo, habiendo investigado, sabiendo qué es lo que hizo Manuel Mena, que es lo peor que yo tengo.
Hasta cierto punto es sano que todos hagamos una revisión de la vida de nuestros padres y nuestros abuelos
Yo creo que eso es indispensable, y para los países también. En vez de ocultar nuestro pasado, lo que deben hacer es afrontarlo. Esto vale para las personas y para los países. Debemos afrontarlo, entenderlo, saber en qué consistía.

¿Hubo en sus familiares cierta incomodidad tras la publicación de la novela?
Sospecho que sí, en los familiares próximo no tuve ningún problema, pero sospecho que en otros sí. No voy a averiguarlo de momento (risas).
¿Se puede concluir tras leer «Soldados de Salamina» y «El monarca de las sombras» que todas las guerras son, al fin y al cabo, derrotas humanas?
Evidentemente. Creo que mis libros podrían leerse como la vindicación de una virtud muy menospreciada que es la tolerancia. Suele pensarse que la tolerancia es una virtud blanda, es la virtud más valiente que yo conozco. Tú y yo podemos pensar dos cosas totalmente distintas y no por eso te voy a pegar un garrotazo, tú y yo podemos convivir, podemos ser amigos. Pero tú piensas exactamente lo contrario que yo, y no pasa nada, eso es una cosa fantástica.
Hay que ser muy valiente para hacer eso. Lo fácil es como tú piensas distinto que yo, tú eres malvado, te voy a pegar un garrotazo, te voy a matar si puedo. Eso es lo más brutal, lo más instintivo, la guerra es un fracaso definitivamente. Un fracaso total y absoluto.
Los ingleses dicen que se respetan a las personas, pero no se deben respetar las ideas. Acá en Perú se dice “yo respeto tus ideas”, pero ellos no. Ellos ponen sus argumentos a dos extremos de la mesa y que se enfrenten y se maten, los argumentos.
Eso es la tolerancia, no confundir un error intelectual con un error moral. Odiar el delito y o al delincuente
Dice Yuval Noah Harari (historiador y escritor israelí) que la historia del hombre es la historia del dinero ¿Está usted de acuerdo? Al final, ¿las guerras acaso no son por dinero?
Sí, pero no solo del dinero. El dinero no lo explica todo y creo que él tampoco diría que el dinero explica todo. Pero sin el dinero no se explica nada, pero no sólo lo explica el dinero. Tenemos la tentación de buscar una sola explicación y las explicaciones no son únicas. Sólo dirán un cierto sentido, al final podríamos reducirlo a muchas cosas.
Las guerras más que de países son de corporaciones.
Sí, claro, eso es una cuestión, porque el dinero es poder. Por allí va la cosa, desde luego sin el dinero no se explica nada, eso seguro.
Alfredo Bryce Echenique dice “mi patria son mis amigos”. ¿Cuál es su patria?
Yo tengo varias por fortuna. Mi patria, el sentido de patria es el que aparece en este libro (El monarca de las sombras) precisamente. Esa palabra es terrible, en nombre de esa palabra se han cometido las mayores barbaridades.
Mi sentido de patria es el sentido que le daba Cervantes, que es un sentido no político, si no afectivo, personal, sentimental, ese momento que yo evoco en “El monarca de las sombras” es el momento en que Don Quijote y Sancho después de mil páginas de hacer el bestia por allí, regresan a su pueblo, suben a una pequeña colina y se ve a lo lejos el pueblecito, la aldea, el lugar, entonces Sancho cae de rodillas y dice “Oh patria mía, donde está la gente que quiero, mis recuerdos, mi todo…”, esa es la patria. Un lugar pequeñito, abarcable, donde está la gente que quieres, donde están tus recuerdos. Yo tengo varias patrias, tengo mi pueblecito Ibahernando, la ciudad que se llama Girona que es mi otra patria y tengo otras. Ese sentido de patria creo que es reivindicable. En cambio, en sentido político es atroz.
¿Qué siente Javier Cercas por Cataluña?
Cataluña es muy grande, yo siento por mi ciudad, Girona, Cataluña sí, pero es muy grande, es como España para hacer una patria. Yo siento por mi pueblecito y por Girona y por otros lugares, como Urbana en Estados Unidos que es una pequeña patria, un sitio donde yo pasé dos años, voy allí y me gusta, en fin. Siento que algo mío hay allí.
Se dice que cuando viajas a un lugar, algo de ese lugar se va contigo y algo de ti se queda en ese lugar.
Hombre claro, si tienes una mínima relación con él sí.
Le han regalado una camiseta de la selección peruana con el número 20 y su apellido en el dorsal, ¿se la pondrá en España?
Hombre, por supuesto. En cuanto salga de Perú me la pongo.
Entrevista: Valery Bazán
Fotos: Guillermo Salvador Saldarriaga
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