Respétalos. No mates su originalidad, su pureza. Ellos no tienen por qué seguir tu religión, tus creencias, tus hábitos, los patrones con que fuiste criado. No envenenes su alma. No te pertenecen y sólo estás aquí para ayudarlos a emprender vuelo para que alcancen su máximo potencial. Como bien dijo el poeta y filósofo libanés Khalil Gibran, Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida,
Ocho de la mañana. Salí al balcón a tender ropa y las vi. Dos chicas besándose en la banca del parque. Lo hacían con alegría, con naturalidad, con cierta candidez. A veces se abrazaban y reían. Un cuadro que a simple vista parecía la de cualquier pareja “normal”. El siglo XXI llegó con un sinceramiento de las diferentes formas en que las personas expresan su amor, su amistad o su
En el reino de Facebook todos somos felices. Nuestras vidas están llenas de glamour, belleza, viajes, reconocimientos, familias perfectas, bailecitos sensuales, mensajes ‘positivos’ y sobre todo, rostros sonrientes. Siempre sonrientes. Porque Facebook es la vitrina de nuestras vanidades, el lienzo perfecto donde el ego pinta su mejor retrato. Una Disneylandia social donde sólo está permitido ser parte de la magia. Pero si rascas un poco el cuadro comenzarás a ver