Home>Trujillo Beat>“Una vez que dominas tu propia voz, ya lo demás es hablar la verdad”, Carlos Santa María Ruiz
Carlos Santa María Ruiz
Trujillo Beat

“Una vez que dominas tu propia voz, ya lo demás es hablar la verdad”, Carlos Santa María Ruiz

El pintor juega con los colores.
El músico juega con las notas.
El destino juega con los hombres.

El poeta ve jugar.

De Artificial por naturaleza
Carlos Santa María Ruiz

Carlos Santa María Ruiz (Trujillo, 1979), es escritor y docente en la especialidad de Lengua y Literatura por la Universidad Nacional de Trujillo; donde fue cofundador del grupo literario Legión y colaborador en la revista Trama, editada por el mismo grupo. Ha publicado, «Artificial por naturaleza» (poesía, 2011), «Cuento liberteño: panorama actual» (Antología de cuento, 2012) y «El libro de las gestas y otros plagios» (poesía, 2014).

Su trabajo le ha granjeado diversos premios en cuento y poesía, entre ellos el A toda página en su edición 2017, convocado por el Centro Peruano-americano El Cultural. Su deseo expreso es vivir de la literatura; lo demás, asegura, son trabajos de supervivencia.

Artificial por naturaleza
Artificial por naturaleza, laureado poemario de Carlos Santa María Ruiz

No sé qué gag literario nos hizo reír, a Danny y a mí, pero andábamos agitados de risa y por momentos el carrito donde oferta sus libros, fuera de la UNT, se zarandeaba. Ya temprano me había dicho que sí, que le había pasado la voz a Carlos (Santa María), que esperase la respuesta, pero la respuesta no llegó. Tampoco hizo falta. Carlos, asomó por el exterior de la universidad como establece su itinerario y apacible realizó un gesto con la mano que Danny comprendió como a un saludo antiguo, casi secreto.

Ni siquiera pensé y yo ya abordaba a Carlos, diciéndole que era el tipo de la entrevista, que Danny le debería haber informado y él asintió, no sé si por condescendencia o por la turbación que se origina en la sorpresa. Me dio cita para el lunes próximo, a la misma hora, pero dentro de la universidad y se despidió acompañado de su esposa.

El lunes, nos encontramos en la biblioteca de Educación: yo leía a Lezama Lima en una de las extensas mesas del establecimiento y pude ver que en la puerta una pareja me hacía señas: Eran ellos. Ni siquiera hube salido cuando Carlos me adelantó el título del libro que apenas unos segundos antes llevada entre manos: Juego de las decapitaciones.

Había planeado la entrevista en una de las aulas de Comunicaciones y hacia allí fuimos; conversando poco realmente, y es que una vez que se ha mentado a Lezama, el aire se amortaja en un silencioso respeto. Ni bien llegamos, preparo la grabadora, una amiga concede que al final de la entrevista firmen su ejemplar de Artificial por Naturaleza y ahora sí, nos toman las fotos al inicio. Primero lo primero…

Siente Trujillo: Hola, Carlos, este año fuiste ganador del A toda página.

Carlos Santa María Ruiz: Es cierto. Este es un concurso que ya se viene realizando hace 10 u 11 años y ya he participado en varias ocasiones. Obtuve antes alguna que otra mención, si bien recuerdo, un segundo y un tercer puesto, en diferentes años y siempre es un poco desafiante porque la idea (o lo que yo me propongo, casi como un reto) es un texto que debería, naturalmente, alcanzar en dos o tres páginas y tratar de ser leído. No pretendo presentar una viñeta, sino un cuento con un argumento rico. Tratar de meterlo ahí, eso es lo que me interesa. El cuento que mandé en esta ocasión, más o menos, va por eso. Es un argumento que debería caber en menos páginas de las que elegí.

¿Existe una constancia en tu producción de cuentos cortos? ¿Nació del concurso?

No, ya hay una constancia de escribir cuentos cortos;pero con una temática que no me atrevería mandar a un concurso porque es demasiado personal y el jurado no tiene que estar enterado de mi vida para entender si eso es mío. Pero sí, hay una constancia.

También, microrrelatos y cosas por el estilo.

Claro. Hay un momento donde la poesía y el verso comienzan a coquetear con la prosa; y de repente te das cuenta que lo escrito más que un poema, parece un pequeño cuento y resulta que también aquel otro poema se parece a uno. Puede, incluso, que si ya tienes una buena cantidad de ellos, llegues a pensar que estás escribiendo cuento, cosa que no habías esperado.

¿Qué te impulsa a escribir constantemente?

Bueno, yo, y como creo, la mayoría de gente que escribe, siente que tiene algo que decir, siente que algo no está bien. Si quiero decir esto es porque yo pienso que esto es así; la gente lo vive de otro modo, lo ve de otro modo. Siempre me ha pasado éso, solo que no me había topado con la herramienta que buscaba. Intenté con pintura. Me veía pintando, haciendo cosas relacionadas a eso y pensé que quería ser pintor, pero me di cuenta que lo que quería era pintar y que en un primer momento lo había intentado con pintura. Luego, lo que sucede en el colegio: no te dan las lecturas como para que te sientas atraído.

Entonces, pensé que la literatura tampoco era lo mío; pero por casualidad o por determinadas circunstancias apareció en una época de mi vida donde, digamos, no tenía un oficio y llegaban de la mano ciertos libros. Empecé a tomarlos como lecciones. Sentía que eran conversaciones y pensaba, oye qué bacán, qué amigo Cortázar, mira lo que me está diciendo; o este otro, Rulfo (porque inicié leyendo el Boom) y me comenzó a interesar. Por primera vez, veía cosas que no había visto en el colegio y me adentré yo solo en ese mundo. Al final me di cuenta que era eso, que me podía expresar, que me daban otras alternativas. Empezó así, no hay nada detonante, no se me murió nadie, gracias a Dios.

La génesis de tus poemarios.

Fue de una manera vergonzosa. Imitaba a Lope, imitaba a Góngora, era terrible. Esos quedan para mí, pero ese es el inicio, la verdad. Lo que llega a abrirme los ojos totalmente es la poesía norteamericana. En poesía, se dice que los franceses cultivan un jardín y los norteamericanos talan un bosque y más o menos así era. Ellos como que son los parricidas; van incluso contra Whitman y tienen una fuerza que me dijo, por acá es el camino.

Me interesó y lo asimilé, porque mi verso comenzó a parecerse a eso y a esas ganas de dejar de lado las figuras literarias y decir “acá, lo que vale es ser honesto”, también me interesó. Era hablar lo que es, ni más ni menos. Entonces comienzas a formarte una voz personal; me sentí cómodo ahí y una vez que dominas tu propia voz, ya lo demás es hablar la verdad, comienza a salir solo. Así se dio.

Tus 3 mayores influencias en poesía y en narrativa.

Cada vez que me preguntan eso digo nombres diferentes, es el problema, porque se me vienen a la mente según la ocasión. Pero como Perú está por clasificar al mundial me voy a poner peruano en poesía y diría yo: Eielson, Watanabe y Vallejo. Con menciones honrosas grandes como Cisneros, Verástegui y algunas otras. En narrativa, lo que estoy consumiendo ahorita: Vila-Matas, Foster Wallace y un cariño especial por Kundera, a quien no puedo dejar de mencionar.

Renatto Castillo Quevedo
Carlos Santa María Ruiz y Renatto Castillo en franco diálogo.

¿Y la final de los Premios Copé? ¿Los otros premios?

Hablaste de una influencia y una de las mayores es mi madre. ¿Sabes lo que dijo mi mamá cuando se enteró de éso? Mi mamá es hermosa, me preguntó:
¿Has ganado hijo? Ya. ¿Y cuánto te van a dar?
– No, no hay plata, mamá.
Ah, entonces no vale –me dijo.

Ella es práctica y si te das cuenta, mi verso es económico y es práctico también. Hay versos en que es la voz de ella, cosas que ella dijo o que le escuché, entonces eso funciona, son buenos registros. Yo creo que tuvo mucho significado el primer premio cuando no me conocía absolutamente nadie. Para empezar, soy muy exigente conmigo, si no me gusta no mando cualquier cosa. Era el primer cuento que escribía, lo mandé al Lundero y sacó una mención. Por ahí empecé, se puede decir, bien, porque aunque no me dieron nada más que un cartón, el jurado estaba compuesto por gente que luego me enteré, era grande. Fue jurado Watanabe, alguna vez estuvo de jurado Eielson y alguna vez, Ribeyro. Entonces, que ellos te digan, oye vas por buen camino, mira sigue así, es porque das bastante.

Ese premio me acuerdo que sí significó mucho, pero a mi edad ya pienso que si tú no estás seguro de ti mismo, es decir, si necesitas que otro te diga que vas bien, ya estás mal. Yo, más o menos, ya estoy seguro de lo que quiero, ya sé dónde voy y un premio no significa demasiado, la verdad. No me hace sentir demasiado bien, pero me indica que voy por el camino correcto, en todo caso.

Preparas algo, actualmente.

Estoy trabajando en algo. Se llama Vanidad del ignorado.

¿Poesía?

Poesía. Tengo los cuentos para un libro, pero es esta cosa de no estar contento conmigo que me hace tenerlos acumulados; y aunque he obtenido más premios en cuento que en poesía, hay algo que no me da por publicarlos. En cambio, con los poemas siento que estoy diciendo lo que he querido decir, más allá de si gusta más o gusta menos.

¿Carlos Santa María es perfeccionista?

En general, soy bastante perfeccionista: en poesía tiene que ser así. Hasta cuando el lenguaje parece demasiado natural, la naturalidad se trabaja también y no hablo del trabajo de pulir palabras de manera que perturben, hablo de un trabajo diferente. En verdad, siento que para sentarse a escribir hay que tener algo qué decir. No me gusta mucho esos ensayos en verso o esas palabras con la cuarta acepción del sinónimo. Leer un poema con un diccionario al lado, no me gusta. Pero sí, siento que el registro debe ser muy trabajado y cuando hablo del trabajo del lenguaje me refiero a la simpleza; como la de los japoneses en sus haikus.

¿Cómo se manifiesta la literatura a través de tu faceta educativa cuando intentas influenciar a tus alumnos?

Mi labor académica es una labor de supervivencia. Soy amigo de mis alumnos, más que nada. No trato de imponerle mis lecturas (trabajo en una zona alejada) y te soy honesto, voy a ganador. ¿Qué es lo que va a gustar? Mitos. Entonces, comienzo a seleccionar mitos porque eso los va a atraer. Yo vendo mi área, vendo mi curso para que tenga atractivo y no lo voy a hacer atractivo leyendo mis cosas, queriendo autores rebuscados para pavonearme de lo mucho que sé. Soy consciente que tengo que atraer y los atraigo muy bien. Claro, hay que saber seleccionar. A través del tiempo, generaciones de generaciones han dicho, este temita funciona y yo no tengo porqué mentirles si realmente funciona. Algunas de estas historias se enseñan en todo el mundo.

Te gusta tu trabajo.

A fin de mes, pero el resto del tiempo no mucho. Me gustaría, por ejemplo, que no haya tantos papeleos.

¿Te gustaría vivir de la literatura?

Claro que me gustaría. La mejor comida es la que pagas con lo que te gusta y si ese almuerzo ha salido del premio, saboreas mejor. Lo otro me está empeñando el tiempo, estoy empeñando mi vida, prácticamente. Sin ser tragicómico, pero es algo así, y debería canjear ese tiempo por otras cosas.

Sobre los escritores…

Hay una diferencia entre autores exitosos y autores entrañables. Hay autores exitosos, que bueno… pero hay autores que son entrañables y casi nunca son exitosos. Si tú piensas en Bolaño, tuvo éxito cuando faltaba 5 ó 6 años para que muera. Se vuelve entrañable un autor que te regala personajes, porque Arturo Belano y Ulises Lima, son los últimos personajes que ha regalado la literatura latinoamericana. Lo que vino luego es “ingenio de narradores”, mucha técnica, mucha estructura; pero antes Cortázar me regaló a La Maga o antes me regalaron a los Buendía y eso me encantaba; pero ya la gente dejó de hablar de personajes.

Ahora, todo son figuras de narrador, malabares para que se vea qué bien se hace uso de la técnica. Ya no me acuerdo de ningún personaje, entonces los últimos que se me ocurren son los detectives salvajes; eso se le agradece a Bolaño, para mí se volvió entrañable con esta novela.

Con esto defiendes la postura de Borges; él escribió que el cuento se centraba en situaciones y la novela en personajes

Sí, pero nosotros como que le faltamos el respeto a toda esa tradición y queremos romper, romper; a veces, no sabemos ni por qué y al final vas a llegar a lo mismo. Pero la inteligencia muchas veces nos obnubila y queremos hacer malabares que son más de vanidad racional, antes que un aporte real.

Finalizando… ¿Se ha dicho todo en literatura?

Se dice todo, pero los temas son siete, Borges lo dice y cada quien ve desde una óptica diferente. Para mí un escritor es simplemente un lente y cada lente te permite ver la realidad de una manera distinta. La realidad va a ser la misma para todos, pero depende de la vida qué tipo de lente te reserva. Hay vidas muy especiales que constituyen lentes muy especiales y dan un vistazo nuevo a lo que todo el mundo ya se ha dicho.

Entrevista de nuestro colaborador: Renatto Castillo Quevedo

Puedes encontrar más entrevistas en Trujillo Beat.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *