Ladislao Plasencki era uno de los «tapados», una de las agradables sorpresas de la FILT2017; no es mediático, sí trascendental.
Ladislao Plasencki (Paiján, 1946), es escritor y artista plástico. Estudió Antropología en la Universidad Nacional de Trujillo, donde en 1967 ganó los Juegos Florales de Cuento y Poesía. Cursó estudios en Dibujo y Pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes en Lima. Hacia 1979, viaja a México para estudiar Técnicas del Mural con el maestro Rafael Barandiarán. Actualmente cuenta con una docena de exposiciones individuales y al menos treinta colectivas. En 1989 pinta en la Universidad Nacional de Trujillo el Mural Alegórico a César Vallejo. Y en el 2005 realiza en la Universidad Ricardo Palma (Lima), el Mural Tradición Humanismo y Modernidad.
En el 2003 obtuvo el premio Copé de Oro de Poesía por su poemario Manatiales del desierto. Publicó este año Las flores de Babelia, novela ganadora de la convocatoria pública de escritores realizada por el Fondo Editorial de la Municipalidad de Trujillo y tercer tomo de su saga La Vía Láctea (que cuenta con los títulos: Edad de Bronce y Edad de Hierro, publicados en 1989 y 1992, respectivamente). La tarde del jueves presentó en la FIL de Trujillo su novela corta Réquiem al pie de los Barrios Altos, editada por Ediciones COSMOS en el año 2016.
Debo a Johnes Rodríguez conocer la obra de Plasencki, como este se lo debe a Gonzalo del Rosario; y es que escritores como él, pocos. En La Libertad apenas se le conoce y vaya a saber qué fuera de su exquisita obra si el oro de un Copé de poesía no le humedeciera la cabeza. Esta vez, más de un libro lo devuelve a la ciudad que le viera siendo estudiante joven; y es que, además de la presentación de la novela corta Réquiem al pie de los Barrios Altos en la FILT, presentó en nuestra ciudad Flores de Babelia (tercera entrega de la saga La Vía Láctea), libro publicado nada menos que por el Fondo Editorial de la Municipalidad.
En su presentación en la FILT dijo considerarse más poeta que pintor; y, realmente, hay que tener mucha clarividencia para desglosar en su obra la indivisible simbiosis que estas artes conforman. Pero él es el autor, él conoce su obra y si es capaz de usar el recurso. ¿Por qué no podría valorar si es esto más que lo otro? Además, es probable que uno no entienda la manipulación de la magia en sus esferas mayores; y en el más común de los casos, ni siquiera entienda la magia (aunque con ello no impidamos el goce de su algoritmia).
Hola, Ladislao. ¿Cuál es la génesis de tu novela corta Réquiem al pie de los Barrios Altos?
Esta novela nace como consecuencia del impacto que recibí cuando ocurrió la famosa masacre en la pollada de Barrios Altos, de la cual hice apuntes, indagaciones y empecé a escribir la novela, que tiene algunas raíces en nuestra historia, particularmente, en los finales del virreinato. Existe una relación de estos hechos con lo sucedido en la pollada y, debido al lugar, a la casa, pude encontrar nexos con nuestra historia.
Al presentar el libro, Manuel Velásquez Rojas dijo que reconoció en él “el reflejo de la violencia histórica por la que atravesó (y atraviesa aún) nuestro país”. ¿Existe relación entre estos hechos y la inestabilidad de las instituciones gubernamentales?
Creo que tiene alguna relación, porque en el momento en que ocurrió la masacre de Barrios Altos, nos pudimos recién dar cuenta que la violencia en nuestro país ha tenido diversas épocas, diversos responsables y parece como si se repitiera la historia.
Algo de esta violencia puede hallarse en sus novelas de la saga La Vía Láctea; pero además, escenas de juventud, escenas mágico-ancestrales y hasta encuentros del tercer tipo. El tema de la violencia, elegido para Réquiem al pie de los Barrios Altos, ¿expone su percepción de la sociedad actual?
Bueno, podría contestar con un sí o con un no. Con un sí, porque me interesa mucho el tema de la violencia en el país; y sin embargo, también me interesan otros problemas sociales y humanos.
Eso descubrirá, por ejemplo, si revisa mi poemario Manantiales del desierto. Bien es cierto, hay algunos trazos de violencia en este libro de poemas; pero ahí, casi la mayor parte tiene otro tipo de temática y como ya dije en la presentación, yo, para escribir poesía, es más o menos lo mismo que cuando escribo un cuento o una novela: Hago investigación y mi investigación en la poesía ha sido básicamente antropológica. Así que usted va a ver ahí aspectos de diversas culturas, tanto del pasado como del presente, aspectos chamánicos y aspectos también de algo que he llamado El manantial oculto, es decir, algo que son las paraciencias, los aspectos paranormales que a veces se soslayan en la literatura(*).
También, buena parte de Manantiales del desierto, gira en torno de un tema poco explorado, el uso de las plantas ancestrales, ¿cómo observa el estudio científico de estas, a fin divulgar sus propiedades?
Felizmente, ya se ha hecho algún avance en el aspecto del estudio de nuestras plantas medicinales ancestrales y de muchas otras cosas que tienen que ver con nuestra cultura más profunda, tanto en la selva como en la costa. Particularmente, me interesé en nuestras culturas costeñas, especialmente la cultura moche; y en la cultura moche (también en mis estudios antropológicos) me he dedicado especialmente al estudio del chamanismo. Un chamanismo que vive en la costa usa como planta fundamental el sampedro, que los antepasados llamaron también ashuma o washuma; de modo pues que tenemos allí una base de inspiración y yo lamento mucho que nuestros escritores y también los artistas plásticos, no se den cuenta que allí hay una fuente de gran riqueza.
Por eso ya decía en la breve elocución que hice para la presentación de mi libro, que el maestro, el más grande maestro del Perú en la pintura ha sido don Fernando de Szyszlo y el sí bebió de las fuentes ancestrales. Entonces, ojalá que nuestros artistas, tanto pintores como escritores vayan un poquito hacia las fuentes; y, así, algún día tengamos una pintura transformada a partir de nuestras más profundas raíces: creo que Vallejo hizo eso en la poesía.
Muchos admiramos la belleza del mural que dedicó a César Vallejo en la facultad de Ciencias Económicas de la UNT; pero el fenómeno del Ñino, los años, la inactividad de las autoridades universitarias han perjudicado esta y otras obras representativas. ¿Qué puede decir sobre ello?
Bueno, voy a hacer un reclamo y espero que por favor sea oído. No quiero señalar responsabilidad de nadie, pero he hecho gestiones ante la autoridades pertinentes para hacer la restauración del mural a Vallejo, pues el próximo año se cumplen los 100 años de la publicación de Los Heraldos Negros y no sería bueno pues, que la las personas que van a venir del extranjero, ni las personas de nuestra propia ciudad que asistan al homenaje a Vallejo, vean ese mural con deterioro. Ojalá que las autoridades puedan escuchar este clamor, que es mío y también creo, de toda la gente que por ahí pasa.
(*)Se recomienda Los manantiales de desierto como lectura imprescindible, pero en el siguiente vínculo https://revistalienation.wordpress.com/2015/09/01/dos-poemas-de-ladislao-plasencki/ extendemos dos poemas del libro, publicados por la revista virtual Alienation y con reseña a cargo de Gonzalo de Rosario. Creo que algo de esto refería el autor cuando menciono El manantial oculto.
Entrevista de nuestro colaborador: Renatto Castillo Quevedo
Fotos: Fan page de la MPT y fan page de la FILT2017
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