Teo Allain Chambi, nieto del destacado fotógrafo, Martín Chambi estuvo en nuestra ciudad para dar a conocer la obra de su abuelo en el FotoFest
Teo Allain Chambi es nieto del destacado fotógrafo, Martín Chambi. Él también es fotógrafo, natural del Cusco. Actualmente está encargado del bagaje fotográfico de su abuelo. Teo Allain Chambi estuvo en nuestra ciudad para hablar sobre la obra de Martín Chambi en el marco del Fotofest Perú realizado en Trujillo. Evento lo organizó Runa Foto.
Siente Trujillo conversó con él. Esta es la entrevista.
Se sabe que el maestro Martín Chambi empezó a inclinarse por la fotografía a muy temprana edad. ¿Qué puede comentar sobre ello?
Exactamente, entre los 8 ó 9 años, mi abuelo comenzó a gustarle la fotografía; eso gracias a una experiencia en la empresa Santo Domingo Mining Company, una minera que explotaba una compañía inglesa en ese tiempo. Entonces mi abuelo vio al encargado de la empresa realizar tomas fotográficas; ante ello, él, con su imaginación y curiosidad de niño, experimentó la fotografía por primera vez y eso le marcó en su vida. A los 16 años le pidió a su padre que le autorice para ser fotógrafo.
A partir de allí se sabe que realiza el famoso viaje a Arequipa donde inicia su carrera en la fotografía.
Así es, lo realiza en 1908 cuando viaja a Arequipa, con mucha suerte se instala en el estudio fotográfico de Max T. Vargas; que en ese entonces era el establecimiento más importante de la ciudad blanca.
Menciona a Max T. Vargas a quien su abuelo conoció y con quien trabajó. ¿Considera que esta etapa fue importante para el maestro Martín Chambi?
Sin lugar a dudas, fue una etapa resaltante para mi abuelo conocer a Max T. Vargas, quien aprendió la fotografía en París a finales del siglo XIX. puso su estudio en la ciudad de Arequipa y donde mi abuelo aprendió allí muchos aspectos de la fotografía.
¿Entre estos aspectos del aprendizaje de la fotografía se puede destacar la tendencia de claroscuro?
Por supuesto es que la técnica del claroscuro que le enseña Max. T. Vargas era la técnica que se practicaba mucho en esa época y la realizaban también en todos los estudios fotográficos. Vale resaltar que el retrato fotográfico en ese tiempo también estaba de moda. Cuando mi abuelo deja Arequipa, tuvo la idea de hacer su estudio en un tercer piso, en una casa en Cuzco donde tiró el tejado y puso el cristal blanco para trabajar con luz natural y mediante unas cortinas hacia los efectos de luz y sombra para de esta manera hacer las fotografías que ahora conocemos.
Además de Max T. Vargas su abuelo también conoció a otras personas que le ayudaron al desarrollo de la fotografía como los hermanos Vargas.
Sí, ellos eran los hermanos Carlos y Manuel Vargas, quienes fueron amigos de mi abuelo y aprendices de don Max T. Vargas. Los hermanos Vargas eran de la misma generación que mi abuelo; cuando él (Martín Chambi) decide ir al Cusco en 1920, ellos lo acogen en su estudio y comparten juntos la labor por la fotografía durante un buen tiempo.
¿Cree que el aporte de estas tres personas fue fundamental para el desarrollo en la carrera fotográfica de Martín Chambi?
Los hermanos Vargas y mi abuelo están influidos por la técnica del maestro Max T. Vargas; pero en adelante cada uno busca su destino. El objetivo fotográfico en el caso de mi abuelo, que era un nativo indígena proveniente de Puno, era buscar a sus pares; como en Arequipa no había indios, y por entonces ya había visto las fotografías de su maestro que había estado en el Cusco a finales del siglo XIX, se vislumbra por esa ciudad. Decide ir al Cusco y separarse de Arequipa. En Arequipa tenía trabajo, tenía su esposa, su familia, pero le faltaba los indios; por eso va a la ciudad imperial en 1920 y desde esa época no se mueve de allí salvo en sus viajes esporádicos y sus exposiciones. Él siempre estuvo satisfecho de vivir en el Cusco.
Por un tiempo también estuvo en Sicuani…
Claro, antes de llegar a la ciudad del Cusco, él arriba a Sicuani a finales de 1919; allí se establece por un tiempo e investiga para saber cómo era el Cusco. En Sicuani, en esa época del tren que estaba a dos horas del Cusco, él iba y venía; posteriormente ya se establece en la ciudad del Cusco.
En la obra fotográfica del maestro Martín Chambi se reflejan las costumbres de todas las clases sociales en nuestro país; pero, especialmente, está centrada en la figura del indígena. ¿Puede dilucidar de una manera más profunda sobre ello?
Su trabajo en cuanto al estudio y su fotografía de campo se refiere más que todo a los indígenas. Él quería revalorar, rescatar, mostrar al mundo a los indígenas de nuestro país; pero también a toda la gente y aquello lo hacía en su estudio fotográfico, el cual también era un estudio comercial en donde tenía que trabajar muy duro porque tenía que mantener a 6 hijos.
Puedo decir que mi abuelo, tanto al indio como al gran señor, los fotografiaba con esa pasión y con esa dignidad que lo caracterizaba.
¿Por aquella época, se conoce que existía una gran competencia por la fotografía?
Así es, había 10 a 15 estudios fotográficos, y ello comprueba que mi abuelo tenía esa predilección por lo indígena; cuando él hace esa foto del gigante de Chumbivilcas, ningún otro colega suyo que trabajaba en la ciudad del Cusco se interesa por llevarlo al estudio, fotografiarlo y posteriormente publicarlo en la prensa.
Puedo decir que esa fotografía es considerada una de las fotos más resaltantes; además de ser una de las más publicadas de mi abuelo, en sí es un icono. Al gigante de Chumbivilcas mi abuelo lo consideraba como un nuevo inca, casi como Pachácutec.
Existe otra fotografía muy resaltante, titulada “El indio y la llama”.
Es una de las fotografías que a mi abuelo más le gustaba porque la construyó entre la frontera de Cusco y Puno; en un lugar conocido como La raya. En esta zona él hace esta puesta en escena, trae a este indígena junto a su llama y lo retrata. Posteriormente esa foto fue publicada en una estampilla postal en 1932.
Otra de las obras que llama la atención y ha tenido mucha difusión es la famosa Boda de Gadea. ¿Cuál es su punto de vista sobre esta fotografía?
Julio Gadea era prefecto del Cusco y es una obra, para mí personalmente, la que me gusta. Es una fotografía muy especial. Mi abuelo hacía fotos de bodas, de parejas; pero esta fotografía, particularmente, le da un entorno tan maravilloso con el golpe de luz y sombra, y luego la placa de vidrio. Él manipula la placa para darle una atmósfera oscura y que los rostros y personajes destaquen.
Por aquellos años, él también colabora con diversas publicaciones como el diario La crónica, la revista Variedades, entre otros.
Así es, al llegar al Cusco mi abuelo tuvo un golpe de suerte. En esa época se estaba desarrollando el movimiento indigenista que buscaba reivindicar al indio en nuestro país; en ese tiempo, en las grandes haciendas los indios eran esclavos. Ante ello los intelectuales y profesores universitarios hacen este movimiento para reivindicar al indio y cuando ven las fotografías en la calle Márquez, donde quedaba el estudio de mi abuelo, se sorprenden que alguien fotografíe a los indios; hasta ese momento ningún fotógrafo lo había hecho, además mi abuelo ponía en su vitrina los retratos de los indios y a los intelectuales y profesores universitarios les llama la atención. Por eso ellos le piden que esas fotos se publiquen en la revista Mundial, revista Variedades y el diario La crónica. Sin duda fue un golpe de suerte y una gran oportunidad para que mi abuelo permita difundir sus obras.
Martín Chambi no solo difundió sus obras fotográficas aquí en Perú sino también en el extranjero.
Sí, así es, él también estuvo en el extranjero dando a conocer sus fotografías. Tengo entendido que antes de ello él hacia exposiciones en Cusco, Arequipa, Lima; luego, en 1925 viaja a La Paz, en 1936 fue a Chile, viaje que duró cuatro meses. Justamente nosotros tenemos un archivo y este año vamos a publicar un libro titulado, Chambi en Chile; donde se plasman tres exposiciones en los lugares donde él visitó allá en Chile.
¿Cómo se siente usted al ser familiar de un destacado personaje como es Martín Chambi?
Me siento el elegido. Y este año cumplo 30 años de trabajar en el archivo fotográfico de mi abuelo ya que fui convocado por mi tía Julia que fue su única hija fotógrafa; durante todo este tiempo estoy dedicado a ello en representación de la familia que son los herederos, y estoy muy orgulloso y contento de hacer esta obra de investigación .
¿Coméntenos cómo se está manejando actualmente el bagaje fotográfico de su abuelo, Martín Chambi?
Desde hace 5 años hemos digitalizado junto con mi esposa y acabamos de terminar el escaneado de las placas de vidrio y hemos llegado a 38 mil 161 imágenes fotográficas. Nos faltan todavía las fotografías desde los años 1950 hasta 1970; son de 15 a 20 mil negativos.
¿Qué le hubiera dicho sobre su obra fotográfica?
Me hubiera rendido a sus pies, le hubiera cargado la cámara, le hubiera cargado el trípode; él me hizo varias fotografías de niño, yo era su nieto mayor. Poco tiempo estuve en el Cusco ya que me fui a estudiar al Colegio Militar Leoncio Prado.
Finalmente, ¿cuáles son sus sugerencias para una persona que se está iniciando en el mundo de la fotografía?
Ahora veo que hay millones de fotógrafos, se etiqueta que quien tiene un teléfono con cámara ya es un fotógrafo; puede ser, pero sugiero que a la fotografía se le tome de otra manera, que se enseñen los aspectos básicos, buscar el encuadre, la luz, los efectos, las situaciones, el momento fotográfico. Considero que quien quiere ser fotógrafo debe practicar mucho, la práctica es lo fundamental; a la práctica hay que ponerle el espíritu, el ojo, eso debe hacer un fotógrafo.
Entrevista y fotos de nuestro colaborador Guillermo Salvador Saldarriaga.
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