Desarraigo, soledad y amor, son los tres temas principales que abarca la ópera prima del cineasta Miguel Ángel Moulet, teniendo como principal escenario al puerto de Chimbote.
A Miguel Ángel Moulet le gusta la literatura de Ribeyro, el invierno antes que el verano, los sabores muy dulces o muy ácidos, escuchar conversaciones en los micros, la Champions a partir de los octavos, el cine de Ermanno Olmi antes que Fellini; últimamente le gusta ver a algunos políticos presos y afirma no pensar en filosofías de vida, porque coaccionan.
Siente Trujillo: Miguel Ángel, coméntanos tus inicios en el mundo cinéfilo ¿Fue un acercamiento de mera curiosidad o un proceso innato?
Miguel Ángel Moulet: Ha sido algo que se dio por mera curiosidad. Estudié cine por azar, en parte. Por suerte podría decir porque el día que me enteré de la posibilidad había ido a ver una película al CCPUCP y llegué tarde a la función. Pasaban «La Condición Humana», y es curioso porque a día de hoy ya van tres veces que por uno u otro motivo no puedo ver la película.
Cerca de la boletería vi el aviso de la Escuela de Cine de Cuba (EICTV) y resultó que Nora de Izcue (años después la ayudé a escribir el guion de “Responso para un abrazo”) daba una charla en uno de los pisos de arriba en ese momento. Me iba a sentar a leer pero me dio curiosidad lo que podían decir sobre Cuba.
La charla había empezado hacía treinta minutos, me dijo el vigilante en las escaleras, y agregó que ya no podía subir. Le agradecí, esperé que diera su vuelta y subí por el ascensor. Ahora que lo pienso tendría que agradecerle a ese hombre porque fue por su negativa tajante que me animé a subir y escuchar la charla, o la despedida, en realidad, porque prácticamente la reunión estaba terminando.
¿Qué tan importante es establecer networking en el mundo audiovisual?, teniendo en cuenta las dificultades que implica hacer cine en el Perú?
Técnicamente mis conocimientos de cine eran nulos hasta antes de empezar el curso regular de la EICTV, el año 2007. Veo películas desde siempre pero en ese entonces estaba interesado en publicar un libro de cuentos en el que venía trabajando durante esos últimos cinco años.
Hablando de números recuerdo que en el examen pedían que desarrollara una historia en cinco planos y no sabía lo que era un plano. Escribí cinco párrafos. Cuando vea a Arturo (Arango) o Xenia (Rivery) les voy a preguntar si entendieron mis párrafos como planos secuencia (ríe). Fue gracias a ellos que pude entrar a la Cátedra de Guion, gracias a que se interesaron en los cuentos que envié.
Me parece que es complejo lo que mencionas sobre el networking en el mundo audiovisual. Seguramente necesario, sí. Complejo porque gracias a la endogamia de estudiar en una escuela de cine como la EICTV, tengas la nacionalidad que tengas, compartes con los egresados y egresadas los mismos o similares flujos de trabajo. Por una cuestión de presupuesto esto se vuelve urgente, porque cada segundo cuesta mucho dinero en un rodaje.
Ahora bien, estudiar en una escuela te da atajos, nadie lo niega; pero hay gente que no ha pasado por una escuela y hace películas impresionantes. En todo caso algo que valoro mucho de mi estadía en la EICTV, más allá de la gente generosa que llega todo el tiempo a compartir lo que sabe, es que te llevas una experiencia de vida única al vivir con gente tan diversa en un país como Cuba.
¿Es difícil hacer cine en el Perú?
Hacer cine es difícil en todas partes. Hacer cine en Perú es recontra difícil, aunque cada vez hay más ayudas y más gente comprometida con los proyectos. Yo siempre pienso en esto: nadie te obliga a escribir un libro o a hacer una película. Si entras al mambo es porque quieres o necesitas expresar algo.
Volviendo a lo del equipo técnico de la película, si bien trabajaron varios amigos y colegas egresados de la escuela, mi prioridad era trabajar con gente con la que pudiera compartir una sensibilidad similar sobre el proyecto.
Tu cortometraje «Los anfitriones», presenta, al igual que en «Todos Somos Marineros», una temática enmarcada por la soledad. «Los anfitriones» en el campo, su día en el criadero de cerdos y en «Todos Somos Marineros», en los días en altamar. ¿Este tipo de temas siempre ha sido de tu interés personal? ¿Quizá intentas plasmar ciertas partes autobiográficas y/o consideras que es un tema que cabe en la universalidad de los espectadores?
Muchas veces escribes sobre lo que puedes y no sobre lo que quieres. Cuando arranco un proyecto no pienso en si éste o aquel tema es universal o no. Tampoco estoy pegado a la biblia de lo autobiográfico, todo lo contrario; me parece que la mayoría de veces eso se convierte en un lastre cuando arrancas el proceso creativo. Que tenga parte o sea autobiográfico creo que ayuda más a la hora de la financiación: porque interesa a los fondos y/o a los inversores; y porque si es algo muy arraigado en uno, ese sentimiento va a perdurar durante los años que cuesta cerrar el presupuesto.
Cuando veo películas que anteponen “basado en hechos reales” o cosas por el estilo me da lo mismo. Total, yo voy a ver una representación de la realidad. La realidad está afuera de las salas.
La gran Chantal Akerman decía que “Una buena película de ficción siempre tiene algo de documental y un buen documental siempre tiene algo de ficción”. En una entrevista comentaste que antes de rodar «Todos Somos Marineros», viste un reportaje justamente sobre tres marineros varados en un barco inmenso cerca del puerto del Callao y que estos iban al puerto para que les regalaran verduras y detergente en un mercado de la zona. ¿ Has intentado, lo mejor posible, trasladar a la ficción esta historia?
Trato de no hacer distinción entre lo que comúnmente se entiende como ficción o documental. Entiendo el uso de la nomenclatura pero para mí en todo caso sencillamente son películas. El reportaje sirvió como punto de arranque. Sólo para eso.
¿Por qué el nombre «Todos Somos Marineros»?
Me gusta el título. Me gusta la posibilidad que tiene de interpelar al público.
En un inicio el espectador se queda como hipnotizado por la toma del personaje en un muelle solitario, donde la neblina y las aves que figuran en la escena parecieran no ser el Puerto de Chimbote ¿Por qué esa propuesta?
Cuando Tolya, el protagonista, camina por el muelle, recuerdo las aves en el muelle pero no la neblina. Me alegra que haya generado ese estado en todo caso.
En un inicio pensé que la canción entonada por la mujer era una música extradiegética, sin embargo, ella también es un personaje ¿Qué intención tenías al ponerla en escena?
Me parecía que el personaje que encarna Svetlana (Kozitskaya) y la canción que canta en la reunión rusa ayudaba a construir la atmósfera y la nostalgia que viven los marineros. Y a la vez contrastaba con la Fiesta de San Pedro que se vive en el puerto.
Muchos directores, al igual que tú, están realizando sus películas con actores no profesionales ¿Es cuestión de presupuesto o en tu caso sumó a la propuesta?
Para este proyecto en particular estaba planteado desde el guion. No fue por presupuesto. Ojo que también están Julia Thays y Beto Benites, actores con oficio. Si sumó o no a la propuesta creo que va a tocar preguntarle a los espectadores.
Fueron once días de rodaje en altamar ¿Qué lecciones para aplicar en tu vida aprendiste en esta aventura marineresca?
Seguir agradeciendo la ayuda de los extraños (que obviamente luego no lo son más).
Para finalizar, ¿ Cuál es la experiencia profesional más gratificante que tienes de tu primera ópera prima y que te servirá para tus próximos proyectos?
Comprobar la libertad creativa que me dio asumir la producción general.
Entrevista de nuestra colaboradora Carmen Vásquez Uriol.
Puedes encontrar más entrevistas en Trujillo Beat. Además puedes ver más info del film y de Miguel Ángel Moulet en la fan page de Todos somos marineros.
Este es el tráiler del film «Todos somos marineros» de Miguel Ángel Moulet.
Deja una respuesta