“Un día en Huanchaco” es la nueva canción de Beto Arancibia, compuesta en tres géneros musicales: murga, reggae y punk. El cantautor trujillano habla de sus perspectivas musicales para Siente Trujillo, en donde promete lanzar su primer long play llamado “Musita”.
Beto Arancibia es ingeniero agrónomo de profesión, pero músico de corazón. Por sus venas corre sangre de una generación de artistas, donde la música siempre ha tenido un papel protagónico en su vida. Sus canciones de temática social como “En el medio del ruido”, “Barrios Altos”, “La Maestra”, se han convertido en su forma de protesta como ciudadano.
En su adolescencia, la música de Beto era el alma de la fiesta; “el garra”, como lo conocen sus allegados “tocaba hasta que le sangraban los dedos”. A los treinta años decidió meterse por entero al mundo musical, canciones como “Munay”, “Háblame”, han tenido una buena aceptación por el público juvenil. Hoy a sus treinta y seis años, Beto Arancibia vive solo para hacer música.
¿La música siempre formó parte de tu existencia?
Sí, bueno la tengo en mis genes, mi papá, aunque quiera negarlo es músico; ha ganado concursos de composición, siempre habido música desde que nací, desde la barriga de mi mamá. Por parte de mi papá, sus nietos son músicos, tiene un nieto que se llama Carlos Arancibia, el hermano menor de mi papá, Julio Arancibia, que es músico, vive en Alemania y tiene una academia. Luego, el hermano de mi papá, Juan Arancibia es guitarrista clásico y ha ganado concursos en Alemania. Mi abuela tocaba acordeón; por parte de mi mamá tengo una prima que se llama Micaela Salaverry; es compositora y le va muy bien. Mi abuela materna cantaba en el coro, entonces yo siempre he estado relacionado con la música; de niño hasta a los muñecos les ponía música para jugar.
De niño, entonces, tú participabas en los eventos familiares
Me gustaba bastante cantar, bailar, en las actuaciones salía a cantar, y también en las reuniones. No era de ir a discotecas sino de ir a tocar y tocábamos horas. Siempre ha sido la música como parte de mi vida, nunca lo vi como hobbie sino mi vida.
¿A qué edad empezabas a componer?
En el colegio empezaba a componer, que yo recuerde en sexto grado; porque cuando tenía doce empecé a tocar la guitarra, al momento de tocar guitarra empecé a componer.
¿La guitarra es tu instrumento favorito?
Más me gusta el bajo, he aprendido a tocar instrumentos al oído. Mi papá daba algunas clases, me dejaba escrito un cuaderno y se iba, pero de ahí he aprendido viendo amigos.
Pero el primer instrumento que empezaste a tocar fue la guitarra
Mi primer instrumento fue el piano, con el que tuve mayor cercanía. En la casa de mi abuela había un piano y me apegaba a tocar piano; luego mi papá me dio clases de guitarra, nunca recibí clases formales. En esa época no había internet, ahora es mucho más fácil porque vas a YouTube, visitas varias páginas y aprendes, pero en esa época no, ibas y aprendías al oído o de lo que te decía tu amigo.
¿Y de que trataba la primera composición que tú hiciste?
Seguramente de amor, porque no recuerdo bien (risas). Las que recuerdo más antiguas, con mis amigos, han sido canciones de burlas, le cambiamos la letra a las canciones. Recuerdo dos canciones que compuse a mi novia de tercero de media y de ahí entre amigos… y nos burlábamos de los profesores (risas) .
¿Y alrededor de cuántas canciones tienes compuestas?
Tendré unas mil y creo que más, hoy día en la mañana hice una; estoy caminando y le pongo música a todo. La canción que escuchas se llama “Un día en Huanchaco” y está dividida en tres partes: mañana, tarde y noche. Murga, que es un estilo uruguayo-argentino, para la mañana; reggae, en la tarde y en la noche punk.
¿Y cuál es el género por el que más te inclinas?
Lo que pasa es que más toco reggae porque es un género que deja fluir, el bajista si quiere toca; entonces pasa que la música independiente no está muy bien pagada para ir a ensayos, por eso la mayoría de mis temas son reggae, pero también he sacado otros.
Alguna vez comentaste que te inclinas más por los temas sociales ¿Por qué?
Sí, porque eso es lo que a mí me motiva, es mi forma de expresarme. Lo que más me causa impotencia es la política, actualmente, y las injusticias que pudieran haber; digamos que si no hiciera música no pudiera reclamar, hacer una marcha está bien pero esta es para que la gente vea y se una; pero de ahí que vaya a pasar algo trascendental no, pero con la música sí. Tengo temas como “Barrios Altos”, sobre la matanza de Ucchuracay.
A veces la música es un arma muy poderosa y eso el gobierno lo sabe, entonces que alguien se interese por mis temas sociales para mí es una alegría muy grande. Al comienzo cuando tocaba me pedían “Háblame”, que es una canción de amor, sobre el querer saber de la otra persona, que también es algo importante y bonito, pero que me pidan “En el medio del ruido”, “La Maestra” y que a “Háblame” la hayan dejado de lado, a mí me emociona porque para eso yo escribo.
Canciones de amor creo que cualquiera las puede escribir, forma parte de nosotros; nosotros estamos hechos con amor y somos parte de amor; pero hablar de temas sociales tiene que ser muy concreto y yo no soy muy poético en mis letras, las mías son más directas y cuando alguien se interesa por esos temas me llena bastante.
¿De niño también tenías ese interés por lo social?
Sí, de niño también, mi padre fue presidente de los molineros en la selva y recibió muchos ataques terroristas; prácticamente he vivido lo que es el terrorismo. Yo soy de 1981 y mi niñez, cuando miraba televisión, estaba llena de asesinatos, mi tío que era senador, Felipe Santiago Salaverry, fue asesinado. Vi esos cambios de gobierno, tengo familiares que incursionan en la política; siempre he estado atento a ello y a los temas ecológicos también. Por vivir en Huanchaco he visto alcaldes a los que no les ha importado un pepino Huanchaco y lo han dejado destrozado; todo eso para mí es mi forma de protestar.
Y el hecho de vivir en Huanchaco también te inspira..
Claro, vives ahí con la brisa del mar, la gente también es libre, vives con la brisa, el sol, la arena y el sonido del mar, la gente anda más relajada.
Quizá también por eso el estilo reggae
También, bossa nova, milonga, balada
Cuéntame ¿Cómo eras de niño?
Era muy amigable, tenía un montón de amigos, era muy deportista también, jugaba vóley, fútbol, he sido campeón de jabalina, atletismo, corría tabla. Bueno de niño siempre he sido ansioso, hasta hora.
¿Cómo lo calmas?
Con la música, esa es mi forma de desfogarme, según mis emociones compongo.
Pero ¿siempre pensaste en ser músico?
Cuando salí del colegio quería estudiar ingeniería de sonido, averiguamos y no había esa carrera en Perú, y me incliné por estudiar lo de mi padre para heredar todo su conocimiento sobre sus tierras y eso. Estudié Ingeniería Agrónoma, un tiempo trabajé en eso.
Pero nunca dejaste la música
Siempre, mi fin de semana ha sido reunirme con tres, cuatro amigos con los que hasta ahora estoy en contacto; con ellos me reunía y hacíamos nuestro vacilón. Éramos todos amigos y nos invitaban y tenernos a nosotros en sus reuniones era lo máximo; tocábamos durante horas, a mí me sangraban las manos de tanto tocar, era bien bonito eso.
¿En qué momento de tu vida decidiste que te dedicarías a la música completamente?
Cuando cumplí treinta. La muerte ha sido para mí una compañera bien cercana, he tenido amigos, familiares que han fallecido, entonces uno se pregunta el sentido de la vida, para qué estoy trabajando. Me levantaba a las cinco, llegaba a las nueve, de nuevo me levantaba a las cinco y así se me pasaba la vida; entonces dije: tengo que hacer algo. Justo llegó un primo, que ahora es actor, él estaba triste porque había venido a Perú y él había vivido mucho tiempo en Estados Unidos, me pidió que le consiga locales y que lo acompañe y empezamos a tocar y la gente empezó a ir.
Eso me llenó bastante, ver que la gente supiera mis canciones; nos pagaban bien, nos llamaban de otros locales y vi que la cosa podía fluir y decidí meterme. Antes de dedicarme a la música me fui a trabajar a Latina en producción musical.
¿En qué programas?
Estuve en “Dilo Cantando”, “Perú tiene talento” I y II , “Yo soy Kids”, “Tú cara me suena”.
Pero había algo que no te llenaba
Bueno, ahí no me pagaban la gran cosa, en Lima tienes que ganar diez veces de lo que ganas acá para poder vivir; felizmente vivía cerca de donde trabajaba y me iba caminando, pero más que todo yo estaba ahí para aprender cómo funcionaba este mundo de la música, porque no es solamente salir a tocar, andaba con músicos, toda mi vida era música en Lima. Ahí aprendí terminología, cómo se grababa, qué se necesitaba, todo lo aprendí en tres años. Una vez que ya sentí que tenía un poco de conocimiento, vine y puse un estudio acá; hice algunos trabajos a empresas para poder subsistir y luego me dediqué de lleno a mi música. Ahora lo único que hago es esto, mi música.
¿Y te consideras feliz?
Todavía, estoy contento pero no feliz
¿Qué te falta para ser feliz?
Todavía ando correteando para que mi proyecto sea netamente sostenible y yo creo que eso me haría feliz. No quiero lujos, no quiero ser famoso, no es mi pretensión, tampoco es que componga para agradarle a la gente. Eso es lo que a mí me gusta, porque son canciones que han salido de mis emociones y a la gente le ha gustado. Para mí, ser feliz es poder vivir tranquilo y que mis hijos vivan tranquilos de mi música.
Y estás en camino
Sí, he tenido que tomar decisiones fuertes, seguir consejos, sacrificar muchas cosas, pero así son todas las empresas propias.
¿Y cuál de todas las canciones que has compuesto es un tesoro para ti?
“Despierta”, porque vengo de un círculo social con muchas vendas, todos tenemos vendas, pero hay gente que mientras más status económico tiene se pone más vendas y está con la mente en Estados Unidos y no ve que aquí hay sierra y selva que se está destruyendo. La gente quiere americanizarse, mientras más americanizado, se siente mejor… y yo crecí en ese ambiente. Estudié en el San José Obrero, muy americanizado y “Despierta” es mi transición para darme cuenta de muchas cosas.
¿En qué universidad estudiaste?
Primero estuve en la Universidad Católica de Valparaíso en Chile, luego estuve un año en la UPAO y luego estuve en la UNT.
¿Por qué esos cambios?
Bueno en Chile no estudié nada, solo me fui a juerguear (risas), sí pase algunos cursos. Era un chibolo de 17 años que acá juergueaba todos los fines de semana tocando música con sus amigos y Valparaíso es un lugar muy bohemio, es un puerto, hay muchos bares, música y allá la música peruana la aman, la idolatran; los valses, la música negra, los boleros, todo eso es amado allá. Conocí mucha gente, aparte, que no era lo que quería estudiar, pero cuando vine acá tuve que estudiar lo mismo.
Claro, coméntame un poco de La Banda del Tunche ¿Cómo surgió?
Ellos tocaban con otra banda cuando empecé con mi primo y al principio tocábamos solos, entonces por ahí le decíamos si nos podían acompañar a tocar la batería y se fueron quedando, se aprendieron nuestras canciones, empezamos a viajar con ellos. Como eran muchos integrantes no se llegaban a comprender y desapareció un tiempo; entonces no avanzaban a la velocidad que nosotros estábamos avanzando y desde esa época toco con ellos. Yo quería que me ayuden con algunos temas de composición, pero cada uno está en su mundo y han preferido tocar conmigo. Ya tenemos muchos años de amistad, somos directos y no nos complicamos.
¿Qué tal trabajar con Alberto Alva en “Trujillo in Love”?
Buenazo, con Alberto tenemos admiración mutua por la forma de trabajar, la misma forma de pensar, le gusta trabajar en equipo, el también apuesta por su ciudad; entonces hemos coincidido no solo musicalmente sino también en ideología y hemos cultivado una bonita amistad. Tenemos varios proyectos en mente, no solo con él, sino también con los Pakarishca, Da Go, Mr. Pucho, entre otros. Tuvimos un proyecto para unir a varias bandas, pero por cuestiones de tiempo decidimos trabajar algunas, seguramente dentro de poco tendremos noticias.
Genial y ¿Qué opinas de la música en Trujillo?
Para mí la música en Trujillo es una mina sin explorar, la gente está caminando debajo del piso y debajo del piso hay oro, una riqueza cultural que no está explorada. Aquí en Trujillo hay como cincuenta bandas de música independiente y hasta incluso algunas han salido del país y nadie las conoce y no solamente bandas, sino también cantautores, productores como Marco Quispe; es un mundo oculto en Trujillo que es rico. Están mirando Lima, Centroamérica, Estados Unidos y acá tienen bandas que las superan.
¿Qué perspectivas tienes de tu carrera?
Bueno quiero sacar un disco, porque hasta ahora no tengo un LP, tengo EP. Entonces quiero sacar un Long Play y con ese lanzarme. Tengo varios géneros que compongo y está para escoger. Tengo uno de rock, reggae, baladas; entonces con Fabrizio y Gaby hemos hechos un estudio de mercado y los que más siguen la música independiente son estudiantes de la Universidad Nacional de Trujillo; son los que saben lo que hay en la calle, supongo que deben ser por lo que estudian tanto y no se dejan hipnotizar por la televisión; tienen más noción de cultura urbana, trujillana y dentro de todo el público que más me sigue es femenino, más le gustan mis baladas y hemos decidido sacar un disco de baladas.
¿Cuál es el nombre?
Se llama “Musita”
Y ¿Cómo te sientes que la gente empiece a reconocer tu trabajo?
Para mí es el mejor pago, es lo más bonito que puede existir. Son canciones que realmente las he sentido, que yo haga algo que salga de mi corazón y que la gente lo reciba y lo acepte es muy gratificante.
Cuéntame un poco la historia de “Munay”
Munay significa «amor» en quechua, me gusta identificarme con lo peruano y esta surge a partir de una ruptura amorosa que yo tuve. Un día pase en el micro por su casa y ahí empecé a “Cada vez que trato de entender porque no estás aquí y no te puedo ver” y así (risas). Normalmente me demoro veinte minutos en hacer la letra; la música siempre está, tengo música para todo, entonces ahí va surgiendo.
¿Cómo es Beto Arancibia en todo este proceso de crecimiento como artista?
Me considero sobretodo un optimista porque es muy difícil lo que venimos haciendo varias bandas acá, vivir de eso y de la garra, ser luchador, darle con todo sin mirar atrás. Mis amigos siempre me han caracterizado por eso cuando jugábamos fútbol o cualquier deporte: —“Él es garra”, decían.
Para finalizar ¿Qué significa para ti la música?
La música soy yo, sin música no existo, dónde hay música estoy yo.
Entrevista de nuestra colaboradora: Carmen Vásquez
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