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Informalidad en el Perú
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«Informalidad en el Perú: ¿Será posible erradicarla?», por Bernardo Cojal

La informalidad en el Perú es uno de los sectores que más ha sufrido las secuelas de la pandemia en el Perú.

Los trabajadores de la informalidad en el Perú son asalariados diarios que conforman una pluralidad de la fuerza laboral. Estos trabajadores, que dependen de las actividades diarias del mercado para el consumo, son quienes se han visto más afectados durante la crisis del COVID-19.

Este es un desafío importante para el gobierno que busca implementar un distanciamiento social prolongado.

“La población ocupada urbana con empleo informal, es decir, los ocupados sin beneficios sociales o que trabajan en unidades de producción no registradas, a diciembre del 2019, alcanzó a 8′871,600 y representa el 66.4% del total de peruanos trabajadores”, señala Bernardo Cojal, director de la Escuela de Negocios de la Universidad César Vallejo (UCV).

Esto significa que una medida como el teletrabajo no repercute en el grueso de la población que está en condiciones de informalidad. Sin embargo, las personas que están recibiendo el bono deben ser identificados en los bancos para políticas de empleo formal a corto y mediano plazo; pudiendo iniciarse con capacitaciones para aumentar la empleabilidad a través de la recuperación y adopción de nuevas habilidades.

“Una realidad inocultable es que, los trabajadores de bajos ingresos con contratos laborales informales, a menudo no tienen forma de dejar de trabajar; esto se debe a que no cuentan con acceso a beneficios de seguridad social o seguro de desempleo”, agrega Cojal.

Informalidad en el Perú

Por ello hay algunas sugerencias que se podrían tomar desde la toma de decisiones para tratar de minimizar la repercusión a esta situación.

  • La contratación de trazadores manuales, puede proporcionar un camino hacia el empleo para los miles de desempleados que actualmente luchan por sobrevivir. Se debe buscar la manera de invertir masivamente en los informales para trabajar en el CONTACTO DE RASTREO. El rastreo manual a gran escala, en todo el país puede complementar con la tecnología para identificar a los contagiados y el seguimiento puede reducir el número de pruebas necesarias. En poco tiempo tendríamos identificados a todos los contagiados y podríamos asistirlos con alimentos los días de la cuarentena hasta que salgan de peligro.
  • Una estrategia para los trabajadores de la informalidad en el Perú implica establecer los cierres alternativos con permisos de trabajo obligatorios en rotación. A los comerciantes que van al emporio de Gamarra y otros centros comerciales, se les debe dividir y asignarles tarjetas de colores para trabajar en días de color designados a través de un sistema de turnos: «días rojos versus días dorados versus días verdes», una forma parecida al pico y placa del transporte. En algunos estados de África, en las asambleas metropolitanas locales, implementaron este enfoque en las comunidades de encierro para minimizar el impacto negativo de ingresos y el cumplimiento del distanciamiento social.
  • EL BID (Banco Interamericano de Desarrollo) considera que se deben otorgar los bonos condicionados a capacitación. Puede constituirse en una alternativa de “seguro de desempleo” para población informal si la prestación económica es condicional a la política activa. Puede administrarse sobre la base de programas de capacitación para población vulnerable ya existentes.

Por el lado del sector de educación superior privada, los docentes se suman a los esfuerzos de los emprendedores que día a día buscan la forma de reinventarse para seguir trabajando en la formalidad.

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