Gerardo Chávez vuelve a Trujillo y habla sobre la exposición en homenaje a su carrera que se realizará en Lima en Setiembre
El maestro ha vuelto, en realidad Trujillo siempre lo acoge por algunas semanas o meses en sus visitas vacacionales. Pero los que hemos llegado alguna vez al Museo Café Bar de Trujillo hemos sentido el enorme aura de su intención de incentivar el arte en el gusto de los trujillanos. Ese trocito de París ubicado en la esquina de Junín con Independencia, en la primera planta del Museo de Juguete, es único. Amueblado con piezas traídas de la capital francesa, el exdenominado Chez Gerard aguarda tras la barra bebidas que son oro puro, tragos que no encuentras en otros bares de la ciudad. Es allí donde, con sed, esperamos al maestro Gerardo Chávez, llega, se disculpa porque no cree en la hora peruana. Él suele llegar puntual. Su tardanza se debía a un almuerzo con grandes amigos pero no faltó a la cita con Siente Trujillo.
Siente Trujillo: Maestro, hace 10 años usted lanzó un impactante titular en la entrevista que tuvimos para un medio local. Era «Mi medalla es mi profesión», en respuesta al poco reconocimiento que usted y muchos artistas peruanos, que destacaban en el extranjero, habían recibido de sus propias autoridades.
Gerardo Chávez: Bueno la situación respecto del Perú hacia sus artistas no ha cambiado pero en todo caso me han venido más medallas, más reconocimiento. Fue una especie de despertar, una caricia el ego, pero eso no termina allí, es entonces cuando comienzan muchas cosas. Y sigo pensando lo mismo, haber nacido pintor o artista es en realidad tener una medalla muy linda. Estar ligado a la creación y a la ilusión es formidable.
. En esa charla usted nos contó cómo los caballos, que eran personajes que aparecían de manera constante en sus pinturas, comenzaron a esfumarse desde que en un viaje a Estados Unidos usted disfrutó como un niño paseando varias veces en un carrusel, ante la vista de su esposa Bibiana.
Así es, la ilusión de hacer caballos duró como 10 años, fue toda una etapa. Yo había comenzado con la idea de hacer 3 ó 4 caballos y terminé pintando cerca de 130 cuadros de caballos. Incluso ahora se está trabajando un libro sobre esa temática, un libro que yo denominaría «Caballitos del alma», una especie de recuento de mi niñez. Esa nostalgia de mi niñez me hace recordar que siempre disputábamos quien se sube a cuál caballo, unos subían al negro, otros al gris, yo siempre quise subir al blanco pero nunca podía. Ésa satisfacción la pude cumplir en San Francisco, allí terminó la etapa de los caballos.
. ¿Es usted un pintor hijo de su infancia?
Soy hijo de lo que me faltó… en la niñez podemos recordar las cosas de manera más pura y bella. En mi caso la añoranza por los caballos y por los juguetes llegó algo tarde, cuando yo tenía 60 años.
. ¿En qué etapa de su vida está usted maestro?
Yo estoy ahora en una etapa muy curiosa de mi vida, una etapa en la que yo ya no trabajo con la pintura, yo juego, mi delirio es un poco jugar con lo que yo aprendí a hacer. Mi compromiso siempre ha sido sólo conmigo. Viajar me enriquece, pero vivir en París me da esa nostalgia del Perú. Siempre está esa dualidad de las cosas que uno ama.
. Maestro, ¿es cierta la anécdota que hace algunos años atrás, en una feria del Libro, usted y Mario Vargas Llosa vinieron al Museo Café Bar, que no estaba abierto al público, y mientras comían toda la charla la realizaron en francés?
No fue tanto así, pero Mario estuvo aquí, lo invité a que conozca el bar, estuvo muy contento, vino con quien era su esposa en ese momento y un comité que lo acompañaba. Quedó encantado con todo lo que he podido construir aquí, le expliqué lo que ya muchos saben, este lugar no tiene un carácter de negocio, este lugar anhela seguir siendo un lugar de reencuentro permanente entre intelectuales, artistas y gente que tiene algo que decir, con gente sensible y obviamente los visitantes que suelen venir. Intercambiamos sí varias frases en francés en ese inolvidable encuentro.
. Más allá del placer de venir a su ciudad cada cierto tiempo, debe haber algo que a usted le cuesta comprender del Perú y que usted recuerda una vez que ya está aquí.
Sí, hay desilusiones catastróficas, estos últimos días he estado muy triste porque mi obra La procesión de la papa, la filmé desde el inicio, desde los materiales, hasta cuando tuve concluido el cuadro. Esto lo hice con José Yactayo, el fotógrafo y cineasta al que han encontrado asesinado hace unos días. Le rindo homenaje, era un hombre lindo, carismático, transparente, bella persona.
. ¿Fue uno de los primeros en retratar La procesión de la papa?
Fue el primero, conforme yo iba avanzando él iba viniendo a grabar la obra, grabamos como 3 meses.
. ¿Significó un shock para usted?
Mi esposa me dijo que lo habían encontrado, fragmentado… éso me dio mucha pena. Hoy hablé con Beto Ortiz por la mañana y le manifesté lo mismo. Además recuerdo que Yactayo hizo un montaje sensacional de la obra porque la llegó a conocer muy bien. Cito esto porque ante esta brutalidad de cosas, ante esto tan bárbaro, me pregunto en que país estamos, mañana te puede pasar a ti, no lo sé… no comprendo nada. Mientras uno intenta hacer cosas positivas, luego se entera de esto.
. ¿Qué se viene en los próximos meses, maestro?
En setiembre se realizará en el Museo de la Nación una gran exposición con cerca de 200 obras, con lo más destacado de todo lo que he podido hacer.
. ¿Ya no le incomoda que lo llamen El Bosco contemporáneo?
No siempre era una crítica, era una especie de acercamiento, era una manera de ver y de ni saber ver. En realidad, historias como las de El Bosco, Brueguel, artistas fantasmagóricos de hace 5 siglos, no pueden estar presentes ni ser copia de un artista contemporáneo. El hombre se repite constantemente, y hay que verlo como coincidencia, no como influencia. No era mi caso, tampoco los vi para pintar, yo descubrí a El Bosco y Brueguel ya cuando hacía lo mío. Alguna vez dijeron que con Gerardo Chávez se había hallado al nuevo Brueguel, pero lo tomé bien, porque mi obra es mi versión de la naturaleza.
. ¿Cuál es la situación actual del museo de la fundación que usted dirige?
El museo está sufriendo, está invadido por una situación desnivelada de cultura, alrededor hay muchos hoteles de placer, salsódromos, talleres de mecánica, los tráileres se suben sobre los árboles… es un mundo de locos, no hay respeto por nada. Ahora las combis pasan por delante del museo pero pasan sin respeto, con violencia, a una velocidad terrible y ninguna autoridad es capaz de poner un rompemuelles o alguna señal para disminuir el peligro y ya ha habido accidentes. ¡Cómo podemos en el Perú juntar la cultura y la incultura!
. ¿Cree usted que los artistas deben expresar su voz de disconformidad ante el gobierno?
Creo con mucha pena que sería hacer una carta más. Siguen los robos, los escándalos de nuestros mandatarios, sólo piensan en sus bolsillos. Cualquier gesto que se haga sería interesante pero que sirva para cambiar algo, no creo. Y lo digo porque yo mismo he querido hacer muchas cosas por mi país. De mi propio pecunio lo he hecho. Hoy le he pedido al gobierno que me venda un espacio en El Olivar de San Isidro para llevar, quizás, el museo a Lima porque no me puedo contentar con dos visitas diarias, como tiene el museo hoy. Éso no puede ser porque el mantenimiento es muy alto.
. ¿Qué museos le han encandilado a usted?
El MoMA de New York, el de San Francisco, el Pompidou de Francia, el museo de Bellas Artes de Bélgica, el Reina Sofía de Madrid. Nosotros estamos aún muy por debajo y desconocemos la propuesta de los artistas actuales. En un museo el hombre se descubre a sí mismo.
. ¿Algún o alguna artista que ahora capte su atención?
En realidad ahora estoy en un diálogo con el arte primitivo, por otro lado, lo que yo veo ahora en el arte conceptual es una serie de ocurrencias que hacen cuestionarme mucho si estamos entre el facilismo y la aceptación de otras que tienen una falta de consecuencia ni coherencia. El arte es una imagen que viene de dentro hacia afuera pero no con la necesidad precisa de querer interpretar, el arte desea comunicarse, cuestionarse, ver la madurez de una nueva realidad.
. ¿Maestro tiene nietos?
Tengo ya bisnietos, viven lejos, en Suiza, Alemania y los veo cada vez que puedo. Los encuentros con mis bisnietos son muy emotivos, nos alargan la vida pero al mismo tiempo nos envejecen, es muy curiosa esa sensación. Y es irónico que siendo partecita de uno, no tenga ninguna autoridad, sólo hay ternura para ellos. Nietas tengo 7, son lindas, no sé cómo, porque el abuelo no es muy guapo que digamos. Incluso apoyo a mis nietos cuando puedo, como si fuesen mis hijos.
. ¿Piensa aún en volver un día a Perú y quedarse para siempre?
Con lo que ha pasado me han cortado un poco las raíces. Me siento mal verdaderamente, yo que traté de crear ambientes culturales como este bar, el Museo de Juguete, el Museo de Arte Contemporáneo, etc, ahora, no lo sé. Yo soñaba con quedarme en mi casa de Trujillo a mirar el cielo, la naturaleza, la tierra; o disfrutar de esa huerta que con tanto esfuerzo hice pero ahora siento que ya no soy de ella y que ellos tampoco son de mí. Y creo que tengo que venderlo y digo «a dónde voy».
Quizás vaya a Lima aunque nunca me haya gustado, pero hay otra mentalidad allá; Lima es algo, no es el Perú pero quiere ser el Perú. En realidad me has hecho una pregunta que… me mueves el piso. Antes quería vivir en un lugar frente al mar, frente a los árboles, siento que ahora ya no importa dónde sea.
. ¿Ahora le importan más las personas que los lugares?
Así es, ya no importa el lugar donde tu cuerpo pueda descansar o dormirse para siempre, me da mucha melancolía éso. Ahora mejor me enfoco en preparar con grandes amigos la gran exposición Gerardo Chávez, se abrirá el 1° de setiembre en el Museo de la Nación en Lima, durará hasta el 16 de noviembre, cuando cumplo 80 años. Con esa exposición cerraré mi ciclo en Perú, luego pienso llevarla por el mundo ¿y después a dónde iré?

Entrevista de Valery Bazán.
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