Mi nombre es Yvonne Frayssinet Gaviria. Tengo 67 años. Soy actriz. Estudié en el Colegio Italiano «Antonio Raimondi” en Lima. Estuve en la PUCP estudiando Periodismo que no terminé pues me puse a trabajar en teatro. Estudié con (Reynaldo) D’Amore, hice un curso en Buenos Aires. He hecho un poco de todo. Creo en Jesús, para mí fue el mejor personaje de la historia. Creo en la paz, la libertad, algo muy utópico.
¿Cómo te iniciaste en el mundo de la actuación?
No sé, fue de casualidad, en realidad. Nunca pensé, cuando era chica o jovencita, que iba a ser actriz. De repente me fue interesando como si me hubiera picado un bicho. No sabes porqué, ya estaba en el club de teatro, me dio más interés. Los años posteriores acabó el curso y yo me quede colgada, quería seguir. Felizmente tuve esa oportunidad de seguir y crecer en este campo.
No fue tu sueño desde un inicio.
Jamás, jamás. A mí me gustaba mucho dibujar y pintar, ese era mi sueño.
Pero estabas ligada al arte.
¡Sí! Un trabajo que no sea artístico, creativo no hubiera sido para mí.
¿Tus padres estuvieron de acuerdo con tu decisión?
A ellos les gustaba verme feliz. Si pensaban de qué voy a vivir porque siempre se ha sabido que los actores no ganan; pero, yo ganaba mi plata porque en el teatro me pagaban todas las semanas y me llamaron para la televisión y ganaba más que una empleada de oficina que era en ese momento.
Has sobresalido tanto en el cine como sobre las tablas de teatros, trabajando con directores como (Francisco) Lombardi y (Osvaldo) Cattone. ¿Con cuál de tus personajes te has sentido más a gusto?
En cine me sentí muy a gusto con el personaje que hacía en “Tinta Roja”, era una periodista. En teatro, a gusto… No sé porque era mucho trabajo, pero María Callas me dio muchas satisfacciones.
Interpretar a Callas…
¡No sabes lo que era! Me paraba en el banco de un piano y recitaba, me acordaba de “aquí estuvo no sé qué” y todos los personajes que habían estado, “Efigenia, no sé cuánto, no sé cuánto”. Era una locura con una cara de loca. Yo era feliz porque me gusta interpretar a personajes extremos, situaciones extremas. Total, una tragedia era, yo nunca había hecho tragedia, siempre comedia o drama; pero, tragedia total… Me sentí muy feliz de haber alcanzado esa posibilidad. Mi registro se convirtió ya más amplio (risas).
¿Como ves a la escena peruana actual?
Muy bien. Hay mucho nuevo valor, más culto, más preparado, más interesantes los muchachos, chicas y chicos; hay mucho talento. Lo que nos hace falta son teatros, entonces hay “la salita, la placita”, una placita para 30 personas. ¡No te pases! ¿El Gobierno que hace? ¡Nada, como siempre! Destruyen el Teatro Montecarlo, por ejemplo, para hacer un edificio; pero, no te ponen otro teatro igual, cuando debería ser así, sacan uno y ponen otro, no. Los teatros de siempre son mercados, evangélicos, templos; pero, no hay teatros, hay salitas. Incluso en provincias yo he venido acá la última vez y dije “la última vez” porque me dieron un centro de convenciones con un tabladillo, “¡troc troc!” el tabladillo, entonces dije “¡no pues!”, no hay la luz y el misterio.
Una persona va a ver el teatro y desde que se levanta el telón ya entras en una magia. No había magia, no había nada. Tampoco hay público porque al público no le interesa ir a un centro de convenciones a ver una obra de teatro, le quitas todo el privilegio de ver una obra de teatro como debe ser, así que dije “no más hago giras”. Claro que lo seguiré haciendo(risas); pero, no pues así no más, quiero un teatro.
¿No te gustaría venir al teatro de la UPAO por ejemplo?
Sí, pero ese es muy grandote, es para grandes espectáculos y yo lo que hago son cosas más íntimas. Para mí un teatro de 300 personas estaría perfecto.
Como el Municipal.
Donde he estado hasta que no sé qué le paso. Se vino abajo, se puso horroroso. La gente ya no iba porque no le gusta ir a llenarse de pulgas. Dicen que lo compusieron, pero nunca me lo han vuelto a dar.
Estuviste apoyando, también, a una compañía de ópera en Lima, “Ópera en Castellano”.
¡Ah! ¡Yo estaba enamorada de todos los que cantaban! ¡Feliz, feliz! ¡Qué bonito estuvo eso! Pero fue poca gente porque era un teatro de la Universidad de Ingeniería que creo que está lejos. No hubo publicidad prácticamente, o sea que yo fui la que más disfrutó y esperaba el próximo año, pero creo que no hubo. ¡Hasta ahora tengo los contactos ah!
Todo artista se nutre digamos de otros en sus inicios, quienes fueron tus ídolos.
Yo creo que los actores o el artista en general es único. Tú no te puedes ni comparar ni ver, bueno eso si en disciplina a veces que un actor se ha amanecido quince días para hacer una obra yo digo “ese es mi ídolo”; pero, en trabajo no porque todos somos diferentes.
¿Tenías algún referente de joven?
Bueno, las actrices inglesas, Judi Dench, Brenda Blethyn, Maggie Smith, esas son ya demasiado ¿no? Esas son las actrices con una naturalidad absoluta, con un dominio absoluto, mayores, esas son mis referentes.
¿Cuáles son próximos proyectos?
Tengo un taller de teatro. Enseño y preparo chicos y los dirijo y me canso horrores (risas), les escribo obras, les creo obras, imagínate, las escribo yo, me amanezco. Ese es mi proyecto, mejorar el taller, incrementarlo con otros profesores, a ver qué cara pongo(risas).
Voy a trabajar en televisión un año más en la serie (“De vuelta al barrio”). Me han ofrecido hacer teatro; pero, me acuerdo de Claudia Dammert que se metía en todo, se murió, entonces tampoco se puede uno matar haciendo esto, corriendo de acá para allá. No pues, la resistencia tiene sus límites. Ya lo hice, ir corriendo de aquí para allá, mi corazón se afectó por que daban tercera y yo no llegaba al teatro porque estaba saliendo del canal, eso te descompone, ¿no? Así que vamos a tomarlo con calma.
¿Algún sueño por cumplir?
Bueno, tener mi propio teatro ese es el sueño. Vivir tranquila y feliz porque el teatro me ha hecho feliz.
El Telón
Yvonne Frayssinet visitó nuestra ciudad para el lanzamiento de la revista cultural Ananaw, a la que apadrinó junto a Gerardo Cailloma. Tras el evento, que se llevó a cabo en la Casa de la Identidad Regional, muchos asistentes se acercaron a la actriz para solicitarle un autógrafo o una foto a lo que ella accedió sin dudar.
Respecto a la revista, destacó el coraje de los miembros quienes, dijo, «se atrevieron a incursionar en un ámbito muy difícil de explorar en nuestro país». Asimismo, tanto Frayssinet como Cailloma instaron al equipo de Ananaw a seguir en la lucha por la cultura pues el camino será difícil pero la causa lo vale.
Entrevista de nuestro colaborador: Andrés Asencio
Deja una respuesta