Su nombre de cantante es La Lá, su nombre ciudadano es Giovanna Núñez. Cantante peruana que hoy conocemos a profundidad.
Mi nombre de persona es Giovanna Núñez (ríe). Tengo 35 años. Estudié Filosofía en la universidad Antonio Ruiz de Montoya de jesuitas en Lima. Tengo dos hijos. No soy de ningún partido político; pero sí me identifico con alguna tendencia es la izquierda, aunque hay mucho por chambear en la izquierda (risas). Creo en el espíritu de Cristo, no soy dogmática de la iglesia católica. Siento que es un espíritu que he conocido.
Siente Trujillo: ¿Cómo descubriste tu pasión por la música?
La Lá (Giovanna Núñez): A mi hermano y yo, desde niños, nos encantaba la música. Bailar, escuchar música. Si hubiéramos podido, hubiéramos estudiado música de chicos probablemente, pero no. No había ese dinero para música, entonces, siempre fuimos como que músicos de corazón; pero, no estudiamos.
Cuando crecí, cantaba. Me incorporaron a una orquesta de jazz y canté; pero, igual veía muy lejano tocar un instrumento o componer. Decía “que cosa voy a hacer” hasta que a los 24, así espontáneamente, hice una canción y después vinieron más y me di cuenta que no era necesario que seas un músico de escuela para hacer música. Así fue mi relación con la música.
¿Cuál fue esa primera canción?
Oeste.
Háblame de Oeste.
Para empezar, yo no tocaba nada, pero había una guitarra en mi casa y yo la empecé como que a tocar… Como que intuitivamente. Y cuando terminé la canción, que estaba haciendo como un juego, según yo, le dije a un amigo “mira el chiste musical que he hecho” y me dijo “oye está bonita, cántala hoy en la universidad que hay una actividad universitaria” y la gente al terminar la canción estaba coreando y dije «¡ah ya, esto es lo que es una canción!». No tiene que ser algo como que alguien te diga “esto sí es música y esto no” sino que puede ser algo espontáneo; que nazca así de una manera lúdica y, sin saber también, puede construirse una canción. Ahí empecé a darme cuenta que yo podía componer.
Hace poco has lanzado el “Zamba Puta”…
En mayo.
¿Por qué ese nombre?
Quería… Hace dos años empecé a pensar este disco y quería un disco que apoyará la conversación y la reflexión sobre el lugar de la mujer en la sociedad o de los prejuicios que tenemos sobre el género, ¿no? O sea… Qué prejuicios tenemos sobre la mujer, cómo la criticamos en su conducta. Cómo la mujer es objeto de juicio en todo sentido, su cuerpo, su presencia, su apariencia, las cosas que hace, lo que dice, lo que piensa. Todo es como si fuera objeto de juicio de la sociedad porque es como si la mujer fuera un objeto que es propiedad de…
Cómo debe portarse una madre, cómo debe portarse una joven, cómo debe portarse una quinceañera, cómo debe portarse una niña y todas esas cosas que son coercitivas y que deforman la esencia de un ser humano, ¿no? Un ser humano no nace para ser A, B, C, D, E, F, G. Un ser humano puede ser muy diverso. Siento que la sociedad reprime y deforma a las mujeres que estamos en un lugar, especialmente, de opresión.
También los hombres tienen prejuicios sobre sí mismos que los restringen; pero, el de las mujeres es bien bravo porque además somos objeto de violencia. Si tú vas a una comisaría, bueno ahora ya han cambiado las cosas, pero, una mujer agredida es como “ay, su marido le ha pegado, pero es su marido”, ¿no? Se ve natural.
¿Has sido discriminada por no ser música académica?
Ehm… No discriminación real pero siempre hay comentarios y cosas que tú tienes que manejar.
Más que por no ser música académica creo que por ser mujer. Siempre a la mujer se espera que sea corista, que no sepa que quiere y que no sepa nada, y como yo no sé música como acordes y todo eso, yo uso tablaturas para apuntar mis composiciones o canto las melodías esto es lo que quiero que toque el saxo, el clarinete, hay músicos que pueden menospreciar eso; pero, hay otro que no y esos son con los que yo trabajo, con los músicos que pueden respetar mi manera de comunicar.
¿Nunca has llevado una clase de música?
Cuando estaba en la orquesta de jazz me pusieron clases de música y me enseñaron cosas como escalas, como se construye la escala mayor, menor y varias cosas; pero, si no lo practicas es como un papel y yo nunca lo practiqué. Tengo como escritos, quizá ya ni siquiera tengo mi papel escrito, pero si siento que la teoría musical es un mundo fascinante, el lenguaje musical es algo que me gustaría aprender en algún momento; pero, ahorita no puedo (risas), no tengo tiempo.
¿Qué tan difícil es ser madre y estar en el mundo de la música?
Yo creo que en toda profesión… Esa es una de las cosas por las que yo he hecho ese disco también porque a la mujer se le adjudican muchos roles como “la mujer es la que tiene que encargarse de los niños, de la casa, de esto, del otro” y al final eso les resta el tiempo a las mujeres para su trabajo, para su creatividad, para su salud, merma su economía, porque no hay una idea de paridad ante las cuestiones domésticas y cotidianas. Como el hombre está figurado para el trabajo externo, en la calle, social y la mujer es la que se va a encargar de ver qué se cocina, dónde se ponen los muebles, a qué hora se bañan los niños y eso es un trabajo que es… Apoteósico. No es una cosa natural. No es que a mí me encante hacerlo.
Siento que todavía es una lucha, en muchos sentidos, para las mujeres que nos den el lugar que tienen los hombres, de libertad de poder decir “¿sabes qué? Me voy a caminar, a escuchar música y no hacer nada”, porque muchas mamás se sienten, incluso, culpables de vagar porque “vagar es algo para los hombres”. Vagar, hacer cosas propias del ocio.
La mujer que tiene hijos siempre tiene que estar corriendo angustiada y ay de ella que se siente a tomarse un café con una amiga y rascarse la barriga. Eso no debería ser así porque el ocio es donde sucede la creatividad y en la creatividad es que se va, según como lo sientas tú, pero las personas que nos gusta hacer cosas e inventarnos cosas y jugar con cosas, es donde nos vamos formando como seres humanos.
Si a una mujer la sobrecargas de tareas es como una especie de esclavitud que la despersonaliza.
Alguna vez escuché a un músico, Hernán Condori de Los Mojarras, “Cachuca” me dijo que cuando estaba en la escuela le preguntaron que iba a hacer él y él dijo que iba a cambiar el mundo a su manera, con su música. ¿Tú haces lo mismo con la tuya?
No sé si cambiaré el mundo, pero creo que todos los que no sentimos conformidad con el mundo hacemos de alguna manera nuestro cambio. Todos tenemos nuestra perspectiva del mundo y cuando hacemos algo público, puede ser poesía, puede ser escribir en una redacción, puede ser hacer música o ser abogado, desde muchos frentes uno va aportando al mundo. Con sinceridad, salvo que seas una persona deshonesta y taimada que, sabiendo lo que crees que es bueno, haces lo contario. Pero creo que todos cuando estamos tratando de hacer valer nuestras verdaderas creencias aportamos al cambio del mundo.
¿Qué es para ti la música?
La música, como se entiende, es un arte (risas); pero, para mí es mucho más. Es como si fuera aire, es una cosa sutil que me permite vivir. Es algo así como si fuera un espíritu.
¿Cómo te has sentido en Trujillo?
Muy bien. Lamentablemente he venido anoche (viernes 7 de julio) y me voy ahora (sábado 8 de julio) y además estoy bastante con la bebé. Por ejemplo, anoche que toqué no me pude quedar mucho rato a conversar con las personas; pero, con las pocas personas que conversé fue muy bonito y tengo entendido, por algunas personas que trabajan conmigo que hay gente que ha venido de Chimbote a ver el concierto y eso es muy lindo en verdad.
Mira, mi hijita está un poco enferma y fuimos al doctor a que le diera la luz verde para viajar y en verdad me hubiera dado mucha pena no venir porque tenía muchas ganas de venir a tocar acá. Me han escrito y me han dicho “ven” y yo tenía ganas de venir. Espero que regresemos en otra ocasión, quizá con más tiempo y espero que pueda traer a más de los músicos de mi banda para dar un concierto para todos los que quieran escuchar.
En lo personal el concierto de ayer, más allá de la voz y la música, no hay nada que hacer, son mágicas…
Gracias.
Tu sentimiento de maternidad, el estar pegada con tu hija, estar atenta a ella en medio de un concierto fue algo muy bonito y resaltable.
Muchas gracias. En verdad qué podemos hacer porque yo preferiría que ella pudiera quedarse tranquila con alguien más; pero, tampoco la puedo someter y obligar a hacer algo que a ella le hace sentir mal porque es muy bebé, no va a comprender y, además, se siente mal porque está muy resfriada entonces es como un malestar sobre otro malestar.
Creo que por instinto cuando mis bebés, tengo un niño de 10 también, cuando uno está enfermito siempre como que he atinado a apachurrarlos, como que mantenerlos cerca, calientitos así. Y eso que esta es bien eléctrica. (risas)
¿Por qué La Lá?
La Lá porque… La Lá fue la salida que tuve en un momento que me pidieron publicar una canción en un disco compilatorio y mi nombre normal no iba pues, porque todos eran muy chistosos. Entonces me puse La Lá como haciendo una broma con el hecho de que en ese entonces tenía mi niño chiquito, no salía ni a la esquina y no tenía amigos. No tenía apelativos, no era “La Chata”, “La China”, “La Gorda”, “La Algo”, “La Lá” como decir “la que no es nada para nadie”.
Tus influencias.
Mis influencias musicales… Es bien raro porque a mí me gusta mucho “Las Chicas del Can”, la huaracha, el son. Me gusta la salsa y de otro lado música súper depresiva, así como, bueno no depresiva pero sí me pone muy triste, como Lhasa de Sela a veces, CocoRosie también me gusta. Los valses, también. Me gustan muchas cosas pero no se ve necesariamente en mi música.
Me gusta la bossa nova, eso creo que sí se nota.
Se nota mucho (risas).
(risas)
Lo del vals también. Los boleros, ¿verdad?
Los boleros también me gustan. Me gusta mucho la música latinoamericana.
¿Tienes a algún referente en especial?
No. Hay muchas cosas. Por ejemplo, en mi casa escuchaba mucho desde chica “Los Compadres”, el “Trío Matamoros”, “El Gran Combo”, Rubén Blades. Rubén Blades es, pucha, lo máximo.
¿En la música peruana?
Música peruana… Bueno “Zambo” Cavero, Chabuca Granda. Últimamente he estado escuchando “Flor Pucarina”, Luis Abanto Morales, Manuelcha Prado.
Todo lo que ya ha llegado a nuestras manos siempre hemos escuchado. En mi casa siempre escuchábamos todo y creo que ahora más vieja, de música peruana, busco con más conciencia.
Tú puedes escuchar una cosa en la radio toda tu vida y no saber que era “Fiesta Criolla”, que estaba compuesta por tales integrantes. Entonces, ahora quiero saber “¡ah! Acá tocó no sé…”.
¿Te importaría hablarme un poquito de tu infancia?
Bueno, yo tenía una infancia así era como no tenía mucha plata por eso no estudiamos música. Tenía mi hermano que me lleva 4 años con el que jugaba un montón. Hasta ahora (risas). Tuve la suerte de tener un hermano con quien crecer.
¿Dónde vivías?
En Chorrillos. Vivía con mis abuelitos y mi mamá, mi tío. Teníamos muchos perros, pavos, cuyes, gatos por ahí. Teníamos huertas, paltos.
¿Alguna anécdota que recuerdas de eso?
Bueno, sí. En el techo de la casa paraban los perros y había un montón de pulgas, y nosotros íbamos todo el día a jugar ahí, nos echábamos en el piso con los perros y veíamos las pulgas saltar así, “no importa es mi perro”. Yo era gordita así tenía pelo laaargo (nótese el énfasis). Me echaba en el piso y mis perros se echaban encima de mi pelo. Un amor con los animales.
Siento que tuvimos una infancia muy bonita en cuanto a que tuvimos un ambiente con mucha naturaleza pese a estar en la ciudad. Mi abuelo era ayacuchano y venía de chacra, entonces él reprodujo un poquito de su tierra, de Huanta, en la casa en Chorrillos. La mitad del terreno era casa y la mitad era… Sembró todo. Todos los paltos que pudo, todos los frutos. Me enseñaba a mí a hacer con la barreta los huecos para poner las cáscaras que se pudran, a hacer el abono. ¡Maravilloso! Me encantaba jugar, podía jugar en la tierra con los chanchitos, con las lombrices.
¿Has recreado eso, también, para tus hijos?
No mucho porque en la casa de mi papá, donde vivimos, no tenemos tantos animales ni frutales. Hay un patio, pero está bastante cementado y mi hijo mayor ahora tiene una hermanita. Han sido 10 años sin hermanitos, es diferente la experiencia. Como que no se puede jugar tanto solo solito o con adultos y ahora también los niños están, pobrecitos, atropellados con la tecnología, ¿no? Ya niños de 6 años no salen porque están jugando en la casa con la Tablet. No hay barrio, no hay vida de barrio, no hay juegos de calle, de pelota.
Debería volver.
Sí. Depende mucho de los padres porque a veces es como que “¡ay! A ver, que se quede tranquilo para que no friegue. Toma mi celular”, el niño como si le dieran droga porque no lo sueltan.
¿Qué crees que le falta al sistema musical peruano para seguir creciendo?
Yo creo que la parte de la cultura en Perú está muy pateada, menospreciada. No se entiende para que sirve la cultura, que cosa es la cultura o por qué es necesario que el Ministerio de Cultura tenga plata. No se entiende. Se cree que la cultura es como si fuera entretenimiento y no es entretenimiento, la cultura es la base de una sociedad productiva económicamente porque si no eres gente, persona, qué puedes exigir, que salud vas a querer, qué derechos laborales puedes pedir. Quién eres.
Tu canción favorita.
¿Del mundo, de la vida?
De la vida y tuya.
Más allá de las cosas musicales y armónicas, a mí me gusta muchísima música; pero, una canción que me a mí me gusta mucho es una de iglesia que es “El Señor nos da su amor como nadie nos lo dio… Es mi cuerpo…” (canta). Después “Of the Wall” de Michael Jackson (tararea la canción). Ehm… ¡Miles, miles! No podría decirte cual. Pero una que siento que vuelve a mí muchas veces es esa de la iglesia. ¿La conoces?
Sí, sí.
Ni sé cómo se llama.
Yo tampoco (risas). ¿Y tuya?
Mía… “Jesús”. Es que allí de verdad se habla mucho del espíritu de Jesús que yo he visto, siento.
Con esa finalizaste ayer.
Sí porque me pidieron. Yo a veces me pongo nerviosa y toco mal; pero, yo creo que a veces Jesús me deja tocar bien “Jesús” (risas).
De La Lá para Trujillo
Tras el éxito del concierto que ofrecieron el argentino Ezequiel Borra y La Lá (Giovanna Núñez) en Patio Rojo, la destacada artista limeña agradeció al público trujillano por sus grandes muestras de afecto.
«Les quiero agradecer a los que están interesados en mi música, a los que han ido al concierto, a los que hayan querido ir y espero volver pronto con, siempre, mejores conciertos para todos. ¡Que hagan mucha música los músicos trujillanos!», manifestó emocionada la cantautora.
Sigue a La Lá (Giovanna Núñez) en su página web http://www.lala.pe
Entrevista de nuestro colaborador: Andrés Asencio
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