Alberto Pinillos Bocanegra es comunicador social, tiene más de 20 años de experiencia en relaciones públicas y 24 años en la docencia universitaria. En esta entrevista, el destacado profesional nos brinda su percepción acerca del trabajo del relacionista público al interior de las organizaciones.
Estudió en la Universidad Privada Antenor Orrego y ahora es uno de sus profesionales más emblemáticos. Alberto Pinillos Bocanegra se desempeña como Responsable de Prensa, Relaciones Públicas y protocolo de dicha universidad.
Los relacionistas públicos tienen que apelar a estrategias psicológicas, porque también conocen un poco de psicología, de empatía, para diseñar estrategias de comunicación que mantengan a las personas con actitud propositiva, proactiva y positiva. No con angustia, que puede debilitar la salud. Pinillos considera que se debe trabajar en la comunicación organizacional y transmitir a nuestros compañeros de labores tranquilidad, un clima de optimismo, pues esta pandemia no va a durar toda la vida.
«Lamentablemente van a seguir infectándose, van a seguir en las unidades de cuidados intensivos y se va a incrementar el número de fallecidos; pero debemos mantener una actitud firme, optimista. Que esto no desvanezca nuestras aspiraciones profesionales y deseos de superación, hay que sabernos reinventar», menciona el comunicador social Alberto Pinillos Bocanegra.
Siente Trujillo: ¿Considera que los relacionistas públicos están gestionando bien las crisis de comunicación que se dan dentro de las organizaciones?
Alberto Pinillos Bocanegra: No podría calificar si lo hacen bien, si lo hacen mal, eso es subjetivo. Tendríamos que hacer estudios de percepción, aplicar técnicas de análisis cuantitativo para ver cómo percibe el público interno de una organización, el comportamiento del jefe de relaciones públicas; sin embargo, puedo sugerir que en este momento de pandemia debemos tener una conducta bastante solidaria, un rostro social humanitario, debemos ser empáticos.
La situación económica se ha complicado mucho para todos.
Tengo entendido que se han dado muchos despidos, tanto en el sector público, como privado, algo propio de esta crisis. A ese público se le debe tratar, de tal forma, que no pierda la esperanza. Si bien es cierto la empresa ya no va a contratar sus servicios, hay formas de transmitir esta situación. Debe darse el respaldo emocional a ese colaborador, incluso darle recomendaciones, porque tal vez es el momento que deje de ser trabajador dependiente, fortalezca sus competencias y sea independiente y pueda generar un emprendimiento.
Se están dando ejemplos de personas que trabajaban para una municipalidad o en una empresa y actualmente, con el capital que han podido obtener por su compensación por tiempo de servicio o su AFP, emprenden un negocio.
Nuestra labor en esta etapa de crisis es orientar a esos colaboradores para que no se sientan desamparados. A través de correos electrónicos, de conferencias vía zoom, podemos darles palabras de aliento a esos compañeros que por circunstancias adversas dejan de pertenecer a la empresa.
¿Hasta qué medida el relacionista público tiene que estar acorde con lo que dice la alta dirección y en qué momento tiene que decirle «no es factible hacer esto»?
Los relacionistas públicos no están obligados a decir siempre «sí gerente, tiene toda la razón, vamos a hacer lo que diga». Para eso está la convicción de respetar nuestras decisiones y las del equipo. ¿Cómo quedamos ante el equipo de colaboradores si en una sesión de trabajo decimos cómo vamos a actuar y en una sesión con el consejo de gerencia decimos otra cosa?, o agachamos la cabeza por complacer al gerente, o decimos sí, sabiendo que no es factible.
Creo que los comunicadores sociales debemos tener los argumentos, las evidencias, y saber analizar y cuestionar las decisiones equivocadas que la alta dirección puede tomar. Debemos saber decir «señor gerente, está equivocado, esa estrategia no es la más apropiada, déjenos a nosotros decidir, que nos hemos preparado para esta labor». Que confíen que han contratado a profesionales altamente competitivos, no vamos a defraudarlos y respeten nuestro espacio como profesionales. Considero que el comunicador social tiene que darse su lugar dentro de una organización; de esa manera se va a fortalecer la imagen que tenemos, que respeten nuestras decisiones. No siempre debemos decir que tienen la razón, también podemos decir «no». Hay que ser proactivos y asertivos en nuestro comportamiento profesional.
Anteriormente se convocaba a personas que no que eran comunicadores sociales para trabajar en las oficinas de relaciones públicas en las organizaciones. ¿Considera que se sigue obviando ese requisito de haber estudiado comunicación social, o ya no sucede?
Sí, se ha presentado un cambio, actualmente se valora más el trabajo de un comunicador social dentro de una organización. Tengo entendido que en el sector público para contratar a un jefe de relaciones públicas en el Gobierno Regional, en los gobiernos provinciales o municipales, un requisito es que sea relacionista público o comunicador social y además debe estar incorporando a un colegio profesional.
Desde hace años venimos insistiendo para que se cree un colegio de comunicadores sociales, pero por situaciones políticas y de otra índole no se ha podido consolidar. Recuerdo que cuando tuve la oportunidad de ser decano del Colegio de Periodistas aquí en La Libertad, la decana nacional, la Dr. Rosa Reina, elevó una propuesta al Congreso para crear un Colegio de Comunicadores sociales y periodistas, esa sería la denominación. Pero son proyectos que siguen durmiendo en los escritorios, o han sido archivados en el parlamento. Desconocemos las razones, pero se han dado intentos; he sido parte de estas gestiones y sé que otros representantes del colegio de periodistas también lo han hecho.
Ha vivido en carne propia eso…
Permíteme compartirte una experiencia. Cuando era estudiante y trabajaba en La Industria, en el año 1992, el jefe de Relaciones Públicas de Backus, de Pilsen Trujillo, era un gran profesional como Alejandro Sánchez Lara, y no estudió ciencias de la comunicación. Él es ingeniero industrial, yo era un estudiante de quinto ciclo y decía «caramba un ingeniero industrial haciendo labores de comunicación y bien». Don Alejandro además de otros atributos profesionales tiene un carisma que lo hace un comunicador en potencia.
Después, terminé la carrera. Obviamente en el mercado eran pocos los profesionales en comunicación social, porque la carrera se empieza a desarrollar en Trujillo en 1990. Tengo el honor de pertenecer a la primera promoción de la Universidad Privada Antenor Orrego, la primera universidad que otorga esta carrera. No se enseñaba en otra universidad, sólo algunos educadores hacían labor de comunicadores sociales.
Te cuento esto para que tengas una visión histórica de cómo ha sido la evolución de la carrera. En Trujillo existió, en los años ochenta, una escuela superior de relacionistas públicos -donde muchos maestros se formaron- la escuela Carlos Uceda Meza, que ofrecía Periodismo y Relaciones Públicas.
Las especialidades de Comunicación iban ganando terreno…
Las comunicaciones eran un oficio, relacionistas públicos han sido incluso voleibolistas, como por ejemplo Gabriela Pérez del Solar, quien fue medalla de plata en los juegos Olímpicos de Seúl 88. Ella fue relacionista público de América Televisión, porque se ganó la credibilidad, el respeto y admiración de miles de peruanos; sin embargo, ahora las relaciones públicas no se ganan por simpatía, porque le caes bien a alguien, se ganan por tu formación académica y profesional.
Creo que actualmente hay mayor exigencia de evaluar las competencias profesionales y académicas. Quien dirige una oficina de imagen tiene que gozar de buena reputación, ser un buen ciudadano y cumplir con sus deberes. Es importante cuidar nuestra imagen personal para poder exigir buen comportamiento dentro de una organización pública o privada.
¿Cuántos años lleva como relacionista público aquí en nuestra región La Libertad?
Tuve la oportunidad de trabajar desde que era estudiante de quinto ciclo en pregrado. Ejerzo el periodismo en el diario La Industria, en el año 1992; luego UPAO, que es la universidad donde me formé y a la que sigo perteneciendo, me dio la oportunidad de trabajar en el área de prensa y Relaciones Públicas desde el año 1999; y la docencia también la estoy desempeñando allí desde 1996. Llevo 20 años trabajando en el área de prensa, relaciones públicas y protocolo en UPAO, y 24 años tengo en el ejercicio académico.
«…es de profesionales y personas correctas reconocer que nos equivocamos y pedir disculpas públicas».
¿Durante la experiencia que ha podido ganar, alguna anécdota o suceso que nos pueda contar?
El trabajo del relacionista público es una profesión que se ha ido posicionando como una función estratégica dentro de una organización. Ha sido un trabajo minucioso de sensibilizar a las autoridades para que internalicen que el trabajo de un comunicador social es tan importante como el de un contador, economista o un gerente de recursos humanos, etc. Es relevante nuestra labor de gestionar la comunicación interna, donde todas las acciones están encaminadas a consolidar una reputación, un prestigio que respalde la marca. Cada integrante del equipo va sumando para que las relaciones públicas se consoliden dentro de una empresa.
Lo que más recuerdo es que hemos tenido que calar mucho, sobre todo en funcionarios de larga experiencia, para quienes el tema de la comunicación era nuevo. No entendían lo transcendental y estratégico que resulta para una organización darle valor al trabajo de relaciones públicas.
Imagen de marca y proyectos propios
Realizó labor de evangelización para quienes no conocen sus beneficios en una institución
Se sabe que en una universidad hay públicos heterogéneos, adultos mayores, jóvenes, y a cada uno tienes que transmitirle un conjunto de mensajes para que los vayan internalizando. Ese ha sido el mayor reto que hemos tenido en el equipo de relaciones públicas de UPAO, mostrar con nuestra labor, comportamiento y reputación personal, lo importante que es el trabajo de comunicación dentro de una empresa. Por ejemplo, en la toma de decisiones, pues somos la imagen personificada de la marca y en momentos de crisis somos los voceros ante la opinión pública; salimos a reconocer que también nos equivocamos, porque es de profesionales y personas correctas reconocer que nos equivocamos y pedir disculpas públicas.
Es relevante que el público valore que pides disculpas y poder resarcir una situación negativa con una estrategia optimista, propositiva que genere cambios dentro de una organización.
¿En que otros proyectos se encuentra trabajando en este momento?
Hace tres años consolidamos con un amigo comunicador social, Roberto Agüero Molina una empresa asesora en comunicación, Inpaar es su razón social. Durante este tiempo hemos trabajado en el fortalecimiento de las capacidades de profesionales, con seminarios, talleres de diferentes tipos, cuidando la reputación, imagen personal y cursos complementarios que puedan servir al ciudadano.
Ayer conversaba con un médico epidemiólogo y decía «si bien no podemos salir a practicar deporte como lo hacíamos antes, pero eso no debe impedir que en casa realicemos actividades físicas, el sedentarismo es dañino para la salud». En Inpaar también nos dedicamos a dar recomendaciones, entrevistas, conferencias virtuales con médicos especialistas en nutrición, medicina deportiva, etc.

Entrevista de nuestra colaboradora Ana Tongo Ramírez.
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