La escritora María José Caro dialogó con Ana Tongo Ramírez sobre cómo su etapa de maternidad y la pandemia han tocado su literatura.
La escritora María José Caro León Velarde ya es un referente peruano en literatura juvenil. Además es Comunicadora Social egresada de la Universidad de Lima, y tiene un máster en Comunicología Aplicada, por la Universidad Complutense de Madrid. Además, es autora de la novela Perro de ojos negros (Alfaguara, 2016) y los libros de cuentos ¿Qué tengo de malo? (Alfaguara, 2017) y La primaria (Alfaguara Juvenil, 2012).
Asimismo, en el 2017 fue seleccionada por el Hay Festival dentro de la lista Bogotá 39, donde se reúnen los mejores 39 escritores de ficción de Latinoamérica. En esta entrevista nos cuenta más acerca de cómo le ha tocado abordar la maternidad y la pandemia al mismo tiempo.
Siente Trujillo: ¿Qué tan difícil ha sido hablar acerca de la familia en sus libros?
María José Caro: Yo tomo temas que me son cercanos, la familia es uno de ellos, mis historias se enmarcan siempre en lo cotidiano, y las familias que habitan en mis libros son parecidas a la mía, pero no son mi familia exactamente, porque en la ficción se toman licencias; eso genera un poco de conflicto también porque al escribir uno intenta desnudarse, para contar algo que suene verosímil. El hecho de escribir de cosas tan cercanas nos da la oportunidad de encontrar cierta verdad en ellas, o como es lo que uno conoce se puede hablar de ello con tranquilidad.
Yo he intentado volcar mi literatura por allí, partir de asuntos familiares para hacer ficción, pero no es que se trate de una autobiografía, sino que es una combinación de realidad y ficción
¿Hasta qué punto debería llegar un escritor al hablar acerca de asuntos familiares?
Lo importante es que cuando uno escriba, no piense en las consecuencias de ese camino, porque eso puede ocasionar que no se pueda escribir lo que se quiere escribir, pues se ponen filtros y se decide pensando en eso y no en función a lo que es mejor.
Sí me ha pasado que mi familia se ha visto reconocida en mis libros, recuerdo que mi mamá estaba leyendo uno de los cuentos de ¿Qué tengo de malo? y me dijo, hija eso que pones allí, no sucedió así. Ella pensaba que estaba contando tal como pasó, sin embargo, está el hecho de que los recuerdos nunca son del todo verdad, porque la memoria también cuenta su propia historia, o sea yo recuerdo las cosas de una manera, mi madre, mi padre y mi hermano de otra manera, la verdad está en un punto de allí; pero también considero que luego los familiares de las personas que escriben se dan cuenta y no los juzgan por lo que escriben, sino que se adaptan a la situación, y más bien celebran que los libros se publiquen.
Considero que es un aprendizaje en conjunto, pero es importante que si uno decide escribir sobre una familia parecida a la suya no se debe poner ningún filtro, porque la historia no quedaría como debe ser.
¿Cómo surgió el personaje de Macarena?
Surgió mientras estaba participando en un taller de escritura creativa que se dio en la Universidad de Lima, dirigido por el escritor Jorge Eslava. Leíamos textos que llevaban los miembros del taller; era una mesa donde se compartía no solamente en cuanto al estilo. También era un lugar donde reflexionábamos acerca de los temas que cada quién tenía atorados y quería abordarlos en la literatura.
Me gusta mucho leer literatura que habla de la etapa de la infancia, juventud; entonces recuerdo que en ese momento estaba leyendo un libro del escritor norteamericano John Fante que se titula Un año pésimo, donde se habla de la relación entre un padre y su hijo, un chico que quiere ser beisbolista y le pide que le compre un bate de béisbol, al principio se piensa que el padre es un ser oscuro, no se llega a congeniar con él, pero a medida que avanza la novela, uno se da cuenta porque toma las decisiones que toma, se ve el vínculo, y como este padre cambia a los ojos de su hijo; además tiene un final bonito.
Siempre me causa interés como lo que pasamos de niños nos afectan de adultos, dije voy a escribir un cuento acerca de un personaje parecido a mí, una infancia de la que pueda decir algo, porque sentía que no tenía mucho que decir, escribí uno de los cuentos que está en ¿Qué tengo de malo? Lo llevé al taller y lo leímos, comentamos. A partir de allí me di cuenta que el personaje de Macarena tenía más que decir, entonces escribí más cuentos y se hizo el libro.
¿Considera que falta explotar más al personaje de Macarena?
Creo que hay un ciclo que cierra con lo que he escrito de Macarena, me pregunto si en mis nuevos proyectos surgirá Macarena, es probable que sí, no; de plano sé que el próximo personaje no se va a llamar así, probablemente va a tener mucho de mí, tal vez no; pero creo que Macarena es un personaje que me ha servido para contar esa historia y siempre me va a acompañar, porque es un alter ego mío, pero no creo que escriba en función a eso, iré variando imagino.
¿La maternidad ha cambiado su forma de escribir?, ¿Va a escribir sobre ello?
Es algo que te cambia la vida por completo. A mí me ha tocado ser mamá en pandemia, mi hijo nació en mayo de 2020, en pleno encierro, sin conocer a nadie; una etapa rara. Es un niño que tiene más de un año, pero recién está saliendo a la calle a conocer el mundo, viendo animales; de una forma más tardía de la que puede hacerlo cualquier bebé.
Sobre que esto trae otros cuestionamientos, los trae, y se van a ver reflejados en la literatura de todas maneras; el hecho de ser madre te cambia la perspectiva; de la pandemia en sí, que nos ha cambiado a todos. Hemos perdido gente querida, además hemos vivido hasta hace poco este miedo, no solamente que te puedas contagiar, sino contagiar a una persona querida. A mí eso me tenía angustiada, es una situación compleja de la que recién estamos saliendo, y a nivel emocional nos ha impactado.
En mi caso, estaba escribiendo una novela antes de que naciera mi hijo. Antes de la pandemia, sentía que iba por un camino y nada iba a cambiar el rumbo de esa novela; pero a raíz de los hechos, cuando dije voy a continuar lo que estaba haciendo, en realidad ya no estaba yendo a ese lugar, porque ahora escribo desde otro lugar; sea por mi hijo, sea por la pandemia, o por la situación en general. La escritura es dinámica, supongo que tomaré otro proyecto y seguramente si la maternidad no está volcada de manera directa como alguien que escribe sobre su hijo, de todas maneras trastoca la forma en que escribo, porque es muy profundo.
¿Y ha pensado abordar la pandemia en sus próximos libros?
No sé si como pandemia en sí, pero considero que la pandemia ha cambiado el lugar desde el cual escribo. Escribir sobre la pandemia como algo que pasó, también me parece difícil, porque no ha terminado; creo que no tengo la suficiente distancia aún.
Todavía estamos viviendo un cúmulo de emociones que no ha parado. Imagino que con el tiempo se va a tomar de mejor forma y se podría escribir de ello; pero de qué nos ha cambiado a todos es indudable, y de todas maneras se va a ver en la literatura.
¿De acuerdo a su percepción como escritora qué le falta a la literatura peruana?
Considero que, en cuanto a la literatura, estamos pasando un buen momento. Están surgiendo escritoras talentosas, hay libertad en cuanto al tema y eso es importante, que cada quien escriba desde el lugar que se siente cómodo. Ahora hay autores que están entre los 20 y 30 años que escriben de cosas vinculadas a lo postmoderno. Creo que está surgiendo una generación de autores que ha crecido pegada a internet y al cable; también es un buen momento porque existen plataformas digitales, así como editoriales independientes que apoyan nuevas propuestas.
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Foto principal: Fan page de Luces.
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