En el reino de Facebook todos somos felices. Nuestras vidas están llenas de glamour, belleza, viajes, reconocimientos, familias perfectas, bailecitos sensuales, mensajes ‘positivos’ y sobre todo, rostros sonrientes. Siempre sonrientes. Porque Facebook es la vitrina de nuestras vanidades, el lienzo perfecto donde el ego pinta su mejor retrato. Una Disneylandia social donde sólo está permitido ser parte de la magia.
Pero si rascas un poco el cuadro comenzarás a ver las fisuras, las imperfecciones, la suciedad debajo de la alfombra. Eso que ocultamos porque es políticamente incorrecto mostrar nuestros problemas, nuestras luchas cotidianas, nuestros pequeños fracasos y frustraciones. Facebook está diseñado para ser “exitoso” y atractivo. Para competir en el mercado de valores de la presunción social.
Según el portal estatista.com, en el 2023 Facebook continúa liderando el ranking de las redes sociales con cerca de 2 960 millones de usuarios activos. Una inmensa población virtual donde puedes encontrar todo tipo de credos, nacionalidades, intereses, fobias y un largo espectro sociológico.
Sería ocioso hacer una tipología de la fauna que habita esta red social, pero a vuelo de pájaro están las chicas que buscan validación mostrando sus turgencias, los que enfatizan lo bello de su matrimonio, los que se jactan de sus viajes a destinos exóticos, los que agitan el cotarro con sus comentarios políticos, los que comparten memes, los que envían oraciones, los que sacan pica con la generosa fuente de cebiche y las chelas bien heladas, los que muestran sus trofeos profesionales y otras subespecies.
Facebook está diseñado para ser “exitoso” y atractivo. Para competir en el mercado de valores de la presunción social. Luis Fernando Quintanilla.
La verdad es que es difícil sustraerse al encanto de Facebook. Los likes y los comentarios estimulan la dopamina y la serotonina en la mayoría de nosotros. Para qué negarlo. La gratificación instantánea es como una droga que nos impulsa a seguir posteando esos momentos gloriosos de nuestras vidas que se desvanecerán en unos días.
Otro aspecto interesante es quiénes son tus “amigos” en Facebook. La cruda realidad, no más de diez. El resto son conocidos, amigos de tus amigos o ilustres invitados con los que nunca has cruzado una palabra. No importa. Mientras más seguidores, más popularidad. O al menos, ese parece ser el razonamiento de muchos internautas. Las mujeres facturan, los hombres miran. Después de todo, ¿quién no disfruta de sus 15 minutos de fama?
Por supuesto, no todo es malo en Facebook. A mí particularmente me hace el día el sarcasmo de algunas publicaciones, ciertos consejos útiles en los Shorts, me entrego a la serena contemplación de la belleza de algunas musas que exponen sus atributos gratuitamente o aprendo de historia en algunas páginas especializadas. Y es posible que encuentres también una buena oferta en Marketplace, y hasta hacer un contacto cercano del tercer tipo con la chica o el chico que te mueve el piso.
Quisiera explayarme sobre este apasionante tema, pero me temo que tengo que subir a la red un selfie –filtro mediante– de mi último viaje. El corazón se me acelera. No puedo esperar ni un segundo más por la catarata de likes y comentarios que levantarán hasta la cima mi alicaída autoestima.
P.D. Estimado Mark Zuckerberg, por favor no me vayas a banear de Facebook. Sólo estaba bromeando… 😟
Luis Fernando Quintanilla
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