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“El profesor debe sugerir, insistir, persistir, mostrar, dar el ejemplo”, Jorge Eslava, escritor y maestro

Su pasión por la enseñanza y la literatura ha hecho a Jorge Eslava merecedor de distinciones como el primer premio de poesía en los Juegos Florales «Javier Heraud» en 1981; el Premio Copé de Poesía en 1982.

Jorge Eslava, además, fue finalista del Premio Casa de las Américas en 1994; obtuvo en 1999 el Premio Internacional IBBY de Literatura infantil y fue nominado al Astrid Lindgren Memorial Award (ALMA 2018), catalogado como el más importante premio de literatura infantil.

Un fuerte apretón de manos y una sonrisa amable reflejan la personalidad modesta, respetuosa, amigable y educadora de Jorge Eslava. Sus cuatro décadas de maestro le han enseñado la persistencia de seguir formando generaciones estudiantiles a lo largo de su vida.

“Soy muy reto”, dice, mientras escribe el nombre del medio que lo entrevista, “No tengo Facebook, ni celular”, continúa, “lo más moderno que tengo es este reloj de 1960, los demás son de cuerda” (sonríe). Ahora se entiende por qué el afán de coleccionar juguetes antiguos y mantener el juego como parte de su vida.

Jorge Eslava
Jorge Eslava dialoga con Carmen Vásquez. Foto: Victor Sánchez Ugaz

Siente Trujillo: De modo que a usted le gusta coleccionar juguetes ¿Desde cuándo esta afición?

Jorge Eslava: Al final de la secundaria empecé a comprar objetos tallados y a lo largo del tiempo, fui, sin tener conciencia, convirtiéndome en un coleccionista, comprando juguetes o antigüedades; y hará unos veinte años que conseguí alquilar un departamento para mi estudio. Yo había ansiado desde hace mucho tiempo desligar mi estudio de la casa, porque resultaba un poco difícil trabajar.

Su estudio en Barranco

Sí, yo vivo en Miraflores, entonces cuando transporté los libros me tuve que llevar la mitad; pero cuando empecé a trasladar los juguetes, me sorprendí de encontrar tantos y recién ahí me asumo como coleccionista. Decido deliberadamente coleccionar, entonces ha crecido hasta el límite que resulta imposible de ubicarlos.

En los últimos años, mis hijos mayores iban dejando la casa, entonces quedó holgada para nosotros. De cinco personas que vivíamos ahí, quedamos mi esposa y yo. Decidí trasladar los juguetes de Barranco a mi casa y nuevamente me encontré con un montón que tuve que reubicar.

Mi estudio ahora es un cuarto doble gemelo de las mismas dimensiones, con una escalerita que sube. Cada uno de los cuartos representa un aspecto de mi personalidad, es lo que yo creo o lo que yo alucino.

El primer piso representa el interior de un galeón pirata.

Usted es amante de las historias piratas

Sí, entonces tengo mucha madera y objetos náuticos, como lámparas de barco; ventanas antiguas; un timón que cuelga del techo como lámparas; lamparines; un catalejo; una sirena y todos los muebles son de madera oscura. Es un ambiente sombrío, muy tenebroso.

Uno sube las escaleritas y se encuentra en un ambiente luminoso.

De lo sombrío a lo luminoso

Los estantes son blancos y está repleto de juguetes por los cuatro lados, de modo que uno cuando va subiendo se va encontrando con máscaras, retablos. Ahora soy feliz con esto, pero reduje todo un departamentito de sesenta metros a dos cuartos, entonces tengo en caja los juguetes que no tienen sitio, por el momento.

Debería tener un museo

Como Gerardo Chávez.

¿No lo ha pensado?

No, he hecho una vez una exposición, pero tendría que crear una fundación, no está en mis planes.

Esa afición por las historias piratas le hizo irse hasta San Lorenzo

Sí, ahora he conseguido una calavera y dos tibias cruzadas que las traje de San Lorenzo, son auténticamente piratas. La gente no me cree, pero ahí están mis huesos.

En mayo de este año he adquirido los aires de una azotea de una casa que da al mar y alcanza verse El Frontón y San Lorenzo. He terminado de construir un estudio, porque pienso irme los fines de semana a trabajar a La Punta; es el distrito que está más metido al mar.

Ahora, usted creció en un lugar donde sus padres eran lectores, tenía una biblioteca grande y, conversando con Andrés Montero que fue uno de los invitados a la FILT, comentaba que con el ejemplo no basta, sino que sus padres deben contar historias a sus hijos ¿Qué opina al respecto?

Bueno, mi padre tenía una gran biblioteca; dos, mi padre leía mucho; tres, mi padre nos recomendaba y nos hacía leer; nos llevaba al cine y a los museos, hacíamos obritas de teatro para representar; mi padre nos leía sus propios cuentos y mi madre nos cantaba sus canciones amazónicas. Entonces hemos crecido bajo la modalidad estricta de mi padre y la actitud más relajada de mi madre.

Todo eso ha alimentado su imaginación

Debe ser porque de seis hermanos, cuatro hemos terminando dedicándonos al arte, o a la escultura, cerámica, música, y en mi caso, a la literatura.

Foto: Victor Sánchez Ugaz

Esto de contar historias también se debe aplicar a los colegios

Yo creo que mi padre en ese sentido fue un visionario. Lo único que falló es que él imponía con mano militar sus convicciones. Yo creo un poco más en la libertad, pero es clara la diferencia de treinta años con él, como la diferencia que yo tengo con mis alumnos.

El profesor debe sugerir, insistir, persistir, mostrar, dar el ejemplo, de eso estoy convencido.

Usted fue docente a los 23 años

Sí, cuando era estudiante sanmarquino

Usted empleaba el juego con una pelota

Yo fui un futbolista tardío porque tuve una lesión en la rodilla y estuve durante mucho tiempo condenado al sedentarismo. Los médicos cuando me veían me decían que lo que tenía que hacer era reposar y me exoneraron durante toda la educación escolar.

En cuarto de media, un traumatólogo me dice lo contrario y empiezo a hacer deporte; pero es tarde empezar a los catorce o quince… pero como soy tan obstinado, me convertí en un arquero y me volví desde entonces un apasionado del fútbol.

Aparte usted práctica deporte

Bastante, entonces siempre me ha gustado combinar la lectura, el conocimiento, la reflexión con el deporte. El docente debe tener físicamente un encuentro con los chicos y mostrarse vital. Un profesor marchito es poco estimulante.

A mí me ha ayudado mucho el deporte para mantenerme con entusiasmo y me ha servido para ecualizar mis emociones.

La primera vez que fue docente, tal vez fue un reto ¿Cómo la recuerda?

Estaba un poco aterrorizado, pero tenía un faro clarísimo que no quería ser un profesor como los que había tenido. Me había propuesto ser un profesor distinto, no tenía un modelo, tenía una referencia de lo que no quería ser.

Pocos años después llego al colegio “Los reyes rojos” y me descubre el camino del modelo de profesor que yo quería alcanzar a ser. Me vislumbró como alguien más libertario y una necesidad de capacitarme como docente; que ser profesor no bastaba con trasmitir un conocimiento sino que había que encontrar las mejores maneras de persuadir a los estudiantes.

Una de esas es el juego

Yo he jugado mucho y sigo jugando. Me interesa el humor, la experiencia crítica de los estudiantes y que no sea un sentido del humor bobo. Jugar, improvisar, desarrollar la inteligencia.

Ya que ha sido docente de primaria, secundaria y ha pasado por todas las asignaturas ¿Qué le falta al plan lector?

¿Tienes tiempo hasta las ocho, nueve de la noche?

(Risas)

Primero, capacitar a nuestros docentes.

Usted comentó que a los docentes les falta leer

Para empezar, mejores remuneraciones, porque es difícil pretender que un profesor tenga disposición para leer cuando tiene que estar cubriendo de un trabajo a otro y no le alcanza las horas para cumplir sus compromisos. La lectura por lo general es un ejercicio solitario que demanda tiempo y esfuerzo. Por otro lado, demanda dinero porque tienes que comprar un libro.

Vaya usted a ver la casa de un profesor y vive en condiciones precarias; puede tener un gran televisor, pero carece de un biblioteca porque prioriza.

El libro no está dentro de la cultura del maestro, se forman profesionalmente con separatas. Ese profesor que no está acostumbrado a leer un libro que disposición va tener para tratar de persuadir un estudiante y el alumno lo nota.

Luego faltan bibliotecas actualizadas, falta en la sociedad una cultura del libro. No vemos autoridades que lean ni recomienden libros. Una feria del libro una vez al año no resulta.

 Usted comentaba que la lectura no siempre es un placer sino que para algunos es un dolor ¿Qué tan importante es la labor del maestro?

Las editoriales, con un afán comercial, se han enriquecido con el plan lector y no se ha establecido un verdadero nexo con los alumnos y le resultado es que no hay lectores. Lo que se ha estrechado es el vínculo de la industria editorial.

Ojalá ese eslabón que hay entre la industria editorial se cerrara y consolidara su afán de tener lectores. Nosotros tenemos líderes de opinión que son los muchachos de Combate y la portada de las noticias la ocupan ellos.

Jorge Eslava
Foto: Victor Sánchez Ugaz

Si bien es cierto hay un porcentaje de jóvenes que sí lee, el problema está en qué tipo de literatura lee

Es verdad que leen más y escriben más que antes, pero la lectura es por lo general informática, rápida, fácil, instantánea y con esa misma rapidez se olvida. No llegas a construir una cultura, la cultura es esa estantería interna que te permite organizar la información. A los estudiantes les consta que leer no es un placer.

Es una especie de bandera que flamea, que la lectura es un placer. Los papas quieren que los chicos sean ejemplares, pero ellos no lo hacen, igual los profesores.

Yo creo que hay que advertir a los estudiantes con cariño, que la lectura supone esfuerzo; que hay lecturas que no comprenderás, te van a desagradar y que en la relectura te puede agradar. Nosotros alcanzamos un placer cuando logramos comprender una lectura y relacionarla con alguna experiencia personal.

Los autores tienen que buscar esa conexión

También podría decir que escribir no es un placer. A mí me produce placer cuando pongo punto final. Cuando ya he terminado con mis desvelos,mis nervios de punta; cuando he pasado dos meses de perro trabajando y he conseguido acabarlo. Ahí recién puedo respirar aliviado.

Algo así como le pasó con su novela “Navajas en el paladar”

Desde luego, esa experiencia fue cruda.

Un cataclismo

Espiritual y físico. Hoy me siento orgulloso de haberla escrito. Cada uno de mis libros me producen sufrimiento porque es una búsqueda de tu propia conciencia. Es como la persona que sale de una terapia, no sale radiante y feliz, sale desgastada.

Estás más solo que nunca cuando escribes. Estoy hablando de un escritor responsable… y además de explorar y añorar el fondo de tu existencia, tienes que buscar las palabras adecuadas, eso no es fácil.

¿Cómo lograr que la lectura pueda consolidar espacios de transformación en una sociedad?

Estoy convencido de eso. Yo creo que todo lo que estamos viendo con la corrupción en el país, esta gente de medio pelo, creo que también la ética se construye a través de la lectura.

Para mí la lectura no solo me coloca en distintas pieles, sino en circunstancias, que las sufro o las gozo. Me permite conocer mejor al ser humano.

Para finalizar, Borges no se podía imaginar un mundo sin libros. ¿Usted, Jorge Eslava, no se puede imaginar un mundo sin qué?

Sin mi mujer (mira fijamente con ternura y sonríe).

Sin sus hijos también

Mi mujer me daría los mismos hijos. “Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos”, Pablo Neruda. ¡Sin mi mujer!

Entrevista de nuestra colaboradora: Carmen Vásquez Uriol. Fotos: Víctor Sánchez Ugaz

Aquí puedes encontrar más entrevistas y notas de la FILT 2018.

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