«The Room» es una buena opción fílmica para este largo fin de semana.
Confieso que al ver por Facebook a Tommy Wiseau siendo apartado del micrófono por James Franco, ganador del Globo de oro a mejor actor de comedia por la película “The Disaster Artist”, me dije ¿Es enserio? ¡Es su idea!, sí, es la película de su película, pero él es quien debería llevarse el crédito a la producción más criticada y famosa ¿Veremos a Wiseau en el Oscar?
Si existiera la película perfecta estaríamos en la matrix, disfrutando sin necesidad de poner pausa; atrapados como borregos sin pestañear o salir de la sala del cine. Pero cuando algo nos incomoda o no nos complace del todo, nos causa decir: “Pero ¿qué?”. Es cuando despertamos. Porque la mayoría de películas son de 3 actos y las digerimos en menos de 2 horas y al final no aprendemos mucho, están contadas de la misma manera. Salvo que llegue una que nos haga prestar atención a todos los detalles y no por ser Hitchcock.
Es allí cuando ponemos a prueba nuestros conocimientos de cine sólo para hacerla leña. Entre risa y risa, conforme pasan los segundos, criticamos desde el guion hasta si usaron o no el croma. Y exhaustos, les damos mil vueltas, comparando con lo mejor y a veces no tan famoso. Vemos que la película nos ha ganado en resistencia. No sabemos ni con todos los errores, excentricidades y aun así sigue fascinándonos.
¡No tiene lógica! ¡Es tan mala que es tan buena!
Si tienes una historia
¿Qué tan dispuesto estás a creer en ella? Tanto si para ti sea una obra maestra, pero para el público: Película de autor. Porque es fácil tener “talento” y lanzarte con todos los conocimientos del mundo y ese toquecito de arte y esperar que el público sea lo suficientemente inteligente para que entienda tu obra. O puedes excusarte diciendo “me adelante a mi época” o, como La Naranja Mecánica, prohibida en varios países (y con un pequeño corte, ser transmitida en EE.UU. en categoría X).
Y si eres sencillamente un amateur que luego de un vano intento de encontrar financiamiento en amigos fieles, megacorporaciones y en las no tan grandes. Y si ya estas harto de plazos, negativas o sencillamente no deseas cambiar ni una coma, hacerlo a tu santa gana, a tu criterio.
Ni modo, a romper el chanchito.
Una decisión “suicida” pues nadie en el mundo del cine y con dos dedos de frente financia sus propios proyectos; salvo quizás la ganadora del óscar Reese Witherspoon. Pero ni modo, saltamos del puente.
Primer paso: convocar al casting.
Ese dulce proceso y muy tedioso de encontrar a los seres en carne y hueso que ruegas al cielo interpreten bien sus papeles y no sean divos (porque tú ya lo eres). Puedes encontrarlos en el primer día o sencillamente irte por varios estados, como pasó con Lindsay Lohan en “Trampa para papá”.
Segundo paso: vestuarios, construir escenografías (las indispensables), el presupuesto debe administrarse meticulosamente. Ed Wood muchas veces filmaba en las calles y sin permiso ¡A correr!
Tercer paso: Los sujetos detrás de la cámara, sin ellos nada puede hacerse: tu equipo técnico.
Pondrán tus ideas en acción. Tienen un idioma que deberás aprender, expectativas y muchas, muchas sugerencias. Y es un verdadero milagro y que toma años hallar a tu equipo perfecto.
Y con debates y todo, salga un producto de calidad y no renuncien a los 2 días.
Lo importante es aguantar día tras día del rodaje.
Sólo porque lo hizo Kubrick no significa que debes…
Ser un déspota con tu casting, cero tolerancia con sus puntos de opinión, oídos sordos a las sugerencias del guion, porque ¡Se repiten demasiadas veces la misma frase!
¿Tendría sentido si te digo que este bodrio resultará exitoso cuanto más desastroso sea? ¿Y qué harán una película ganadora de importantes premios? No, ni en un millón de años.
Porque tener el título de “El peor director de cine clase B” ya lo tiene Ed Wood. Y ¡Oh, sorpresa!, también tuvo su película. Tomas aire y continúas en tu alocado sueño, nadie confía (en la primera película de Star War ni Lucas tenía fe y en el estreno se fue con su amigo Spilberg a veranear a Hawaii).
El reparto y equipo técnico se ríe en pleno rodaje y se supone que es un drama, ¿Qué haces? ¿Otro berrinche más? ¿Los despides? Pero si vas por el 3er equipo.
Sin olvidar que, ¡Te estás pasando del presupuesto!
6 agotadores meses, resultado: 1 hora y 40 minutos.
Después de innumerables discusiones dramáticas donde desgastaste a tu equipo, y no les queda de otra que darte la razón como a los locos (como en la escena de sexo donde apuntas hacia ombligo, ¡Es más abajo!), culminas tu obra. Y si te rechaza Paramount a las 24 horas a proyectar tu película (cuando usualmente responden en semanas) Ni modo, a financias tus propias proyecciones y banner publicitarios, donde nadie aguanta más de 20 minutos y hasta el vendedor te advierte ¡Ni lo pienses!
Se necesita una fe inquebrantable o un copioso carácter. Pues el trabajo no está terminado hasta que no se vea en pantalla grande.
Pasan 5 años y sigues subsistiendo en tu meta.
Donde tus propios actores hacen un documental contando sus anécdotas, un video crítica y biopic. Uno de tus actores publica un libro contando sus experiencias amargas y tú te la pasas pagando por publicidad, esperando que un ojo crítico vea lo que ves tú.
Consigues que la gente vaya al cine en funciones nocturnas, al menos a joder.
Y de joda en joda…
La gente se asoma. Y la crítica ya no sabe que más hacer o decir, cuanto más hablan, más gente se apunta (igual que con los políticos).
Ahora es un: “Tienes que verlo, ya”.
Culto Underground
Y en las proyecciones de funciones nocturnas, los fanáticos se pasan la pelota de fútbol americano, tiran cucharas de plástico, van vestidos como el protagonista y gritan las repetidas frases en el cine en las respectivas escenas.
Rituales semejantes a los que pueden verse en las proyecciones de “Te rocky Horror
Picture Show”.
Hoy en día, la gente sigue sin entender la historia, y se ríen a pesar de que filmaste un drama. El desastre de película se convierte poco a poco en “la mejor anécdota”, y todos caen en el mundo del loco. Y no pueden evitar seguir viéndola sin entender porque les gusta o porque las recomiendan. Y llevarás muy orgulloso el apelativo de: “El ciudadano Kane de las malas películas”.
La demencia es contagiosa.
El libro de anécdotas del rodaje que escribió el coprotagonista llega a manos de nada menos que al multifacético James Franco, quien está tan loco como para rodar la película y encima protagonizarla.
Porque rodar películas malas y famosas es mejor que rodar éxitos inalcanzables, nadie quiere ese reto.
¿Tuvo 2 premios la película?
Como lo lees. James Franco se lleva dos premios por adaptarla e interpretarla magistralmente (da más risa su actuación). Concha de Oro, en el festival de San Sebastián, a mejor película en el 2017 y Globo de oro, a mejor actor cómico 2018.
Sin fórmula para triunfar en Hollywood.
Pueden mostrarlo en las escuelas de cine como ejemplo de: “lo que no debe hacerse nunca” y luego de destrozar los diálogos repetidos, la no secuencia de tomas, la mala historia, el terrible croma utilizado para simular las vistas de San Francisco en la azotea con la banda sonora de Mladen Milicevic, o la “obsesión” del director por rodar simultáneamente en película de 35mm y video HD con un dispositivo especial y comprar cuando se puede alquilar dos equipos de cámara completos para operarlo simultáneamente, y las lagunas mentales del director/productor/guion/actor al actuar. Sin mencionar las escenas de cama y los gemidos fingidos que no podrán olvidar en meses. Una secuencia de sinsentidos que resulta fascinante.
Según San Wiseau…
“Poner The Room a medianoche eliminó el crimen en USA, mira cuánta gente joven va por las calles caminando sin nada que hacer, ve The Room y se divierte… y sino, coges una piedra, se la tiras a alguien y tienes un accidente, en vez de eso ves The Room”.
Algunos datitos Curiosos de Tommy Wiseau:
- Se desconoce la nacionalidad de Wiseau así como su edad.
- Antes de “The Room”, dirigió el documental «Homeless in America 2004» invirtiendo 500,000 $ y la comedia The Neighbors de 2015 (7 episodios), 75,000 $.
- Tennessee Williams, Marlon Brando y James Dean, fueron sus principales motores en interpretación.
- Sufrió un grave accidente de tráfico en California que le hizo pasar una temporada en el hospital. Esta experiencia catártica impulsó a nuestro antihéroe a convertirse en el actor y director.
- Al inicio, “The Room” fue escrita como obra de teatro, por ello Wiseau insistía en que los actores tuvieran dobles. Pero al no tener respuestas de Broadway, desistieron. Hoy en día amenazan con montarla en las tablas y una versión en 3D.
- Despidió a la mitad del reparto, dos veces.
- Es un verdadero misterio de dónde sacó los más de 6 millones de dólares para financiar su película.
- El camarógrafo se reía tanto que la cámara tiembla por momentos.
- Greg Sestero se negó a desnudarse en la escena donde tiene relaciones con Lisa, y por ello usa pantalones.
- Las cucharas de plástico, según Wiseau, son una explicación donde los americanos avanzan o retroceden, poético y Sestero dijo que eran imágenes que venían con los cuadritos al comprarlas y no lo cambiaron.
- “The Disaster Artist” libro publicado en el 2003 y escrito por el actor Greg Sestero, cuenta las experiencias del rodaje de “The Room”, y fue llevado a la pantalla grande por James Franco en el 2017.
- El teléfono que aparece en la película. James Franco marcó el número: la línea está activa y sigue promocionando la obra maestra de Wiseau.
- La actriz que hace de Lisa tiene un parecido físico con Renée O´Conor, Gabriel, la coprotagonista de Xena Princesa Guerrera.
- “Room Full of Spoons”, fue el documental de la película “The Room”.
- Se consideró filmar una escena donde Tommy vuela en un auto como un vampiro, pero desistió por los altos costes.
- Cuando terminó su cinta, Wiseau pagó a dos cines independientes para proyectarla y alquiló una valla publicitaria en Los Ángeles, a 5,000 $ al mes por 5 años.
- “The Room” tiene su propia página de merchandising, donde puedes encontrar polos, boxers, etc. Con las frases de la película.
- Wiseau la inscribió para ser considerada para competir en el Oscar.
¿Y no es tan mala? Es mejor aceptarlo por lo que es que querer arreglarlo. Sencillamente su aporte es “lo que no debe nunca hacerse con humor”. Todos nos convertimos en papás resondrando a nuestro hijo. Oscar Wilde tenía tanta razón: «Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen».
Por nuestra colaboradora: Patricia Castañeda
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