El especialista en medio ambiente Carlos Bocanegra García lanza iniciativa desde la Universidad Nacional de Trujillo
Un Centro de Monitoreo para mitigar desastres en Trujillo se requiere con urgencia instalar en nuestra ciudad, mediante un sistema de alertas tempranas, con sensores en costa, señaló el docente de la Escuela de Pesquería UNT, Dr. Carlos Bocanegra García. Dicho proyecto ha sido presentado al interior de la UNT para ser financiado con recursos del canon minero.
“Queremos tener una ciudad con capacidad de dar respuesta; pero para dar esa respuesta tiene que haber información. En este proyecto tienen que estar involucradas todas las autoridades trujillanas, organizaciones públicas y privadas, así como la sociedad civil organizada”, manifestó el investigador.
Estas declaraciones las vertió al cumplirse estos días un año de los sucesos climáticos que afectaron la ciudad con siete huaicos. El 14 de marzo se cumplió el aniversario de las lluvias más intensas que soportó Trujillo; fue el preludio para que un 15 de marzo del 2017 empezara el primer huaico que azotó la ciudad.
“Se ha cumplido un año, pero no de un desastre natural, sino de un desastre de autoridades; porque lo ocurrido fue posible mitigarlo, posiblemente no detenerlo, pero si evitar la desgracia generalizada”, expresó.
Bocanegra García sustentó sus afirmaciones en el hecho que en el 2015 se tuvo un Niño, en el 2016 se dejó un presupuesto 3 mil millones de soles del gobierno de Humala para prevención, pero no se utilizó y más bien se devolvió ese dinero. “Y ahí está la grave responsabilidad y el hecho concreto de la negligencia de las autoridades regionales y locales”, afirmó.
En esa ocasión había el “sálvese quien pueda”, no había liderazgo ni autoridad, pues cada ciudadano, cada morador por su cuenta protegía su casa, cuadra y barrio. Eso dispersó el curso de las aguas.
“Estamos peor que antes”
En la visita a las zonas que sufrieron los embates del Niño Costero, Bocanegra García verificó que “estamos peor que antes, con las heridas abiertas, las personas que viven en las quebradas y cauces de los ríos. Esas personas viven en carpas y viviendas de material frágil, de tal manera que de ocurrir otro evento climatológico extremo las consecuencias serían más graves”.
El experto de la UNT dijo que ha pasado un año y Trujillo tiene cero prevención. “Lo que tiene que hacerse es controlar la amenaza, no la consecuencia. Es decir en las cuencas, en las quebradas. Y esto pasa por el represamiento de las aguas que lleguen a las quebradas con proyectos serios”, recalcó.
Bocanegra hizo notar que en Trujillo aún no se construyen vertederos, sin aliviaderos ni sistema de drenaje para las lluvias. Y lo más grave: se renueva la alcantarilla de los desagües y se usa el mismo diámetro en las tuberías; deberían aprovechar el momento y colocar tubos de mayor diámetro.
El peligro no ha desaparecido
Aunque este mes ya no ocurrieron mayores efectos con las lluvias ni se llenaron las quebradas; el investigador advirtió que no hay que bajar la guardia.
“Los pronósticos ya no responden a una realidad; estamos en la mañana con temperaturas de 24 y 25 grados, luego a la tarde tenemos frío, y hasta días con neblina. Toda esta situación es muy peligrosa, pues impide realizar los pronósticos”.
¿Qué hacer? Si la temperatura del mar llega a presentar los mismos valores que en el 2017, el escenario será de lluvias. En estas fechas la temperatura del mar llegó a 27 grados frente a Salaverry y Huanchaco. Ahora presenta 25 grados cien millas mar adentro, es decir “no se puede descartar un evento climático, pues no se percibe el otoño, sino un calor terrible al mediodía”.
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